No me parece haberlo visto, y para una vez que hablan bien del Barça habrá que mencionarlo:
El Barça es Barça más Messi. Ayer a mediodía, en comida futbolera, me atreví a aventurar que Cristiano Ronaldo podría llegar a ser el mejor futbolista de nunca. Alguien, no culé, sino madridista, me replicó juicioso: "Bueno, eso será con permiso de Messi". Y enseguida echamos cuentas de lo que lleva hecho Messi a su edad, mucho más que Maradona a las mismas alturas de su carrera. Con la edad que ahora tiene Messi, Maradona había triunfado en Argentina y estaba intentando encajar en Europa, en el difícil Barça de esos días. A cambio, Messi es ya figura mundial, Balón de Oro, FIFA Player, superestrella del SuperBarça de hoy.
Puede ser que algunos días el Barça no funcione tanto como otros, pero entonces surge Messi. Marcó el gol de la victoria ante el Málaga, los dos en Almería que valieron un empate, los tres al Valencia, dos de los cuatro de ayer... Sin echar la mirada más atrás. O podemos echarla, y entonces nos salen 31 goles en lo que va de temporada, 31 goles en 37 partidos. Muchos de ellos fabricados por él mismo. Frecuentemente el Barça circula, elabora, mueve la defensa, llega, y hace un bonito gol, de este o de aquel. Pero cuando eso no ocurre, Messi arranca, encara, esquiva, amaga, sale, vuelve a esquivar y la pone en un rincón.
Sólo me sorprende que en Argentina no sea tan bueno. Misterios del fútbol. La verdad es que si sólo viéramos a Messi con Argentina nos preguntaríamos con qué derecho usurpa la camiseta de una selección tan grande. Bueno, más vale así. Ya que aspiramos, en serio, a ganar el Mundial, nos conviene esa versión tan abaratada de Messi con Argentina, porque si en Suráfrica juega como está jugando habitualmente en el Barça, como ha jugado este último mes, para ser precisos, tendríamos un enemigo formidable. De su mano ha llegado el Barça a cuartos y llegará hasta donde sea preciso. Hasta la final del Bernabéu, me figuro.