Nunca hay que olvidar, señores, que el fútbol es un deporte tremendamente complejo. ¡Si estoy empezando a ser sólo un friki del balompié de nivel mediano! Hay muchísimo más que un árbitro. Reducirlo todo a un factor, como el de tres goles ilegales (aunque pueda ser decisivo en el resultado), es de una simpleza tremenda. Precisamente estamos ante un deporte muy imprevisible, en donde hay muchísimos factores para medirlo. El Real Madrid jugó mejor (por lo que recuerdo, aunque no me fío mucho de mi memoria). Y el árbitro influyó, pero no tanto: era un baño de juego, de todas formas (aunque no tanto como el 2-6, en donde el juego fue, sin duda, mucho más vistoso:
se puede ver en estas estadísticas -por ejemplo, Victor Valdés tuvo que intervenir casi el doble que Iker Casillas-).
El partido fue el que fue. Y si se hubiera repetido (suponiendo un juego similar en ambos equipos), es probable que hubieran tiros de puerta que entraran y tiros que no.
Pérez Burrull es muy malo, pero no olvidemos las circunstancias del clásico: el Real Madrid iba como una flecha y no estaba en mal momento, mientras jugaba el peor Barça de la era Laporta, junto al de la primera vuelta de la 2003/04. Además se había ganado la liga. El partido de la temporada siguiente, con un sonoro 2-6, fue otro asunto: el Barça sí se jugaba la liga y el Real Madrid peleaba, por lo cual tiene mucho más mérito la victoria culé. Es un partido bastante más útil para ver las diferencias de ambos equipos: el equipo de Juande Ramos iba justito.
Por favor,
más realismo: un árbitro puede condicionar el resultado del partido, pero no totalmente. No ha ocurrido ni en el mundial de 1934, en donde Italia sí ganó en plena dictadura de Mussolini (aunque el mundial de 1938, en donde revalidaron el titulo, confirmó que esa Italia tan mala no era). El que diga lo contrario es una persona que no es realista.