TRIBUNALES
El nuevo jefe de Anticorrupción quiere abrir menos investigaciones
El nuevo fiscal jefe de Anticorrupción considera que es necesario abrir menos investigaciones y centrar así los esfuerzos en aquellas con más visos de prosperar. Esa es una de las ideas centrales del extenso «Plan de Actuación» remitido por Manuel Moix a la Fiscalía General del Estado acompañando su candidatura. En su proyecto, Moix alerta de que no admitirá que sean las Fuerzas de Seguridad las que marquen la investigación, un reproche que se lanzó contra las fiscales de Púnica: «Han de actuar bajo la dirección del Fiscal y no viceversa».
El plan de actuación contiene un elocuente epígrafe denominado «Persecución únicamente de hechos delictivos», que propone un criterio restrictivo a la hora de decidir qué investigaciones se abordan. «Ha de descartarse el inicio de investigación alguna cuando las denuncias (policiales, de la Agencia Tributaria o de particulares) se funden exclusivamente en meras hipótesis subjetivas o en simples plasmaciones de suposiciones».
Resalta que debe ser el fiscal el que dirige el trabajo de la Policía y "no al revés"
Palabras tras las que subyace la constatación de que buena parte de las diligencias que abre Anticorrupción acaban archivándose.
El escrito prosigue explicando que habrá que evitar especialmente lo que desde ciertos ámbitos del Ministerio Público se reprochaba a las fiscales del caso Púnica: que se limitaran a seguir lo que la Guardia Civil decía en sus informes. «Es necesario tener claro y hacérselo saber tanto a la Policía Judicial, como a la Agencia Tributaria, que las mismas han de actuar bajo la dirección del Fiscal y no viceversa».
Y recuerda otro límite que marca la ley: «Deben, por ello, desecharse, tanto las investigaciones generales o prospectivas dirigidas a la búsqueda de algo que pudiera ser un indicio de delito, como la extensión sin límite de las investigaciones dirigidas a explorar, sin verdadero soporte real, el posible hallazgo de eventuales infracciones penales». Entre la legión de investigados que se han quejado de que lo suyo nació como una investigación prospectiva está la familia Pujol.
Alerta contra una "extensión sin límites" de las investigaciones
Será el propio Moix el que ejecute la limitación de las investigaciones. Conforme a su proyecto, se reservará, junto a su número dos, «el análisis inicial de las denuncias y procedimientos». También examinará «todos los dictámenes, informes y escritos de cualquier clase elaborados por los fiscales».
El motivo del exhaustivo control anunciado es que «la envergadura y repercusión de la inmensa mayoría, por no decir de todos los asuntos competencia de esta Fiscalía Especial, exige que el fiscal jefe esté en disposición de dar cuenta de los mismos y de su avance al fiscal general, lo que sólo puede realizar eficazmente si él mismo posee ese conocimiento».
El proyecto empezará a ponerse en práctica esta misma semana, puesto que el miércoles toma posesión del cargo. Como fiscal jefe in pectore, el pasado jueves ya saludó a los fiscales en una visita informal al palacete afrancesado que alberga su nuevo despacho.
En coherencia con lo anterior, el plan de actuación también adelanta que habrá que cerrar la investigación «en el instante» en el que se perciba que no hay delito. Si ya está en manos del juez, la petición de archivo será inmediata, aunque haya otras acusaciones que respalden seguir adelante, algo que ha sucedido con frecuencia en las causas con políticos implicados. «La participación de la Fiscalía como mero espectador en macro-instrucciones que el fiscal considera innecesarias o irrelevantes [...], sin manifestarlo expresamente, es una práctica que no debe ser tolerada bajo ningún concepto».
El control de las causas se efectuará a través de las llamadas juntas fiscales, en las que se intercambian pareceres y se fijan criterios unitarios. Éstas vienen exigidas por el Estatuto Fiscal, pero el anterior fiscal jefe, Antonio Salinas, no las convocaba. «No es asumible que haya fiscales que actúen de manera descoordinada o independiente [...]. El principio de unidad de actuación no es incompatible, desde luego, con la imparcialidad que ha de presidir la actuación de cada fiscal, pero sí lo es con la independencia y la autonomía individual».
Finalmente, el control se extiende a los siempre delicados pactos con los investigados: «Cualquier conformidad o propuesta de conformidad que quiera hacerse llegar a quienes hayan sido objeto de acusación, o puedan llegar a serlo, deberá contar con el visto bueno de la Jefatura».
Los 18 folios del plan de actuación incluyen una larga lista de medidas. Por ejemplo, debido al «sobredimensionamiento» de la plantilla y de los asuntos, Moix pedirá la creación de dos plazas de fiscales decanos. Uno para coordinar los delegados que Anticorrupción tiene en diversas provincias. Y otro para las causas de criminalidad organizada. Actualmente, el fiscal jefe cuenta con un teniente y 26 fiscales, en la sede central, y otros 29 delegados.
Moix también propone impulsar las relaciones internacionales para que Anticorrupción «sea percibida, fuera de nuestras fronteras, como la vanguardia en la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada». Para ello, «es preciso que abandere» la colaboración con sus homólogos de la UE.
Moix obtuvo el respaldo del fiscal general y de la mayoría de los votos del Consejo Fiscal. José Manuel Maza explicó en el Congreso que, pese a ser el único candidato que no provenía de Anticorrupción, confía en él por el éxito con el que dirigió la complicada Fiscalía de Madrid. El propio Moix reconoce su falta de experiencia y asegura que su llegada no implica, «forzosamente, una modificación radical». «No se cambian las cosas por cambiar, se cambian para mejorar. Lo que funciona y funciona bien no se debe tocar», concluye.