Probados los nuevos mapas, menos Oman, que no hay huevos porque desde esta mañana he jugado a Metro, y no porque me guste precisamente, el triple de veces que a Caspio y Firestorm juntos, debo decir que han hecho un buen trabajo. Grosso modo, han cambiado la iluminación, crepuscular ahora, y han dejado los mapas como si un bebé de 100 metros de altura los hubiese usado como cuarto de juegos, lo cual cambia drásticamente el paisaje abriendo nuevas vías y obligando a pergeñar nuevas estrategias no solo a la hora de atacar y defender sino a la hora de moverse entre banderas.
La principal pega es que continúan los crasheos, afortunadamente de momento sólo en Metro, y que en Firestorm se aprecia una significativa bajada de frames respecto a Metro y Caspio. Habrá que darle tiempo a la gente para que sacie el mono de nuevo contenido para ver si los mapas del nuevo DLC han venido para quedarse o si estarán condenados al ostracismo como los de China Rising.