GASOL: EL CHIVO EXPIATORIOEl mundo del baloncesto le ha devuelto el modo “punching-ball” a Pau Gasol.
Los Lakers están en el rincón, contra las cuerdas, un ojo virado para cada lado, en su rincón el cuidador discute con el entrenador y delante no estamos seguros si, encarnado en Oklahoma City Thunder, está Pacquiao o Mayweather.
Lectura: La culpa es de Gasol. Así lo proclama en rueda de prensa corrigiendo y enmendándole la plana Kobe Bryant nada más acabar el partido. El antiguo pueblo de Israel dejaba al chivo expiatorio en el desierto, entre insultos y pedradas y se lo ofrecía al demonio Azazel. Pero ya, hasta ahí.
La expiación de Gasol dura ya cinco meses. Gasol es culpable de la marcha de Odom, de que no haya llegado Paul, del contrato que tiene, del cambio Jackson-Brown y algo habrá tenido que ver en lo de Bankia.
Los Angeles Lakers ganaron dos anillos (2009 y 2010) y a partir de ahí empezaron a caer. Les pasa a muchos. Tras el primer año de caída cambiaron gestores, entrenador y hubo una transformación tan amplia en la plantilla como para que ahora solo permanezcan cuatro jugadores desde el anillo conquistado hace menos de dos años. Y ahora dan muestras de estar peor.
Cinco victorias y seis derrotas hasta el momento en playoffs. Pues bien, sí, digamos que Pau Gasol está peor. Gasol es peor que el de hace dos años, al menos en la NBA. O más bien, en los playoffs, porque no lo parece tanto con la selección española. También es peor Kobe Bryant tirando, asistiendo, perdiendo balones. Y Odom y Fisher ya no están. Y, por cierto,
Mike Brown también parece peor que Phil Jackson.
No se puede establecer una teoría a través de una acción o una línea estadística. Todo eso se ordena y se coloca en beneficio de lo que quieras.
Gasol puede reclamar que juega a cinco metros del aro, que le han convertido en un jugador de complemento, una tercera (o cuarta si está Sessions) opción, que no recibe el balón en la pintura, que no dispone de posesión de balón de calidad. Que a cinco metros del aro y con el mejor taponador de la liga encima tirar más supondría peores porcentajes.
Que con Steve Blake en pista (la mayor parte de los minutos en esta eliminatoria contra los Thunder)
quien sube el balón y decide en cada ataque es Kobe Bryant. Que no le salen las cuentas si él (como le pide ahora “de boquilla” Kobe) tiene que lanzar 17 tiros en el partido. Si Kobe lanza 25, Bynum, 15, Metta World Peace 10, Sessions 7, Blake 4, Hill y Barnes 3 cada uno… No salen las cuentas, no hay posesiones para tanto. Kobe puede estimar que Pau pierde el balón porque no es agresivo cara al aro rival y que él perdió dos balones cruciales en Oklahoma debido a las grandes condiciones defensivas de los Thunder.
Kobe carga contra Gasol porque Pau no contesta o si lo hace lo hará en tono conciliador y constructivo. Esa misma línea sigue la prensa más cercana al equipo. Metta no escucha y a Bynum se le pueden cruzar los cables y liarla. Conciliador y constructivo han sido también el comportamiento y las decisiones de Pau Gasol en pista.
En este equipo creció Bynum (dos años ya promediando más de 30 minutos por partido en playoffs, curiosamente los dos años de bajón de Gasol)
y el único que cedió terreno fue Pau. Llegó Sessions, un base más anotador, y el único que ha cedido terreno es Gasol. Kobe Bryant tira ¡6! tiros más por partido que el año pasado en playoffs. Y Brown, que ha confundido más que aportado en el juego de ataque del equipo, ha diluido su trabajo defensivo sin ser capaz de defender a Westbrook ni de reducir a Durant.
Los Lakers van 3-1 por detrás en las semifinales de conferencia porque son peores que los Thunder. Sin más. Lo pensábamos en Diciembre igual que ahora. Es cierto que en dos de las derrotas podían haber ganado. Si alguien quiere buscar culpables que no vea solo una jugada ni contemple una estadística. Si no puede ver los partidos enteros que se tome la molestia de ver los dos últimos minutos del 2º partido y los ocho minutos finales del 4º partido. Algo encontrarán. Y descubrirán también a un mayúsculo Kevin Durant y a un Westbrook suelto y sin vacunar. Que también cuenta. Sin más.