A ver, a ver, un poquito de por favor. El uno me encantó y este tiene, cuanto menos, un voto de confianza. Incluso con ese rendimiento mierder y esos dientes de serrucho. Ahora bien, no me ciega el fanatismo ni los cuatro litros de cerveza que me he pimplado, con lo cual esperaré a críticas, reviews, anàlisis, comentarios y otras mandangas. Que el primero fuera un clásico atemporal no te asegura que este vaya a dar en el clavo. A lo mejor ahora te montan un soponcio padre, con diálogos escritos por un simio y un desarrollo digno del telediario de A3.
En resumen, seamos cautos. Esperemos a que salga y vemos si cabe alabarlo, o mandarlo al garete. No es cuestión de gastarse las lechugas solo por llamarse como se llama.