lio92 escribió:Nunca he jugado un dragon quest y le tenía ganas aunque no esperaba nada de el.
Me está pareciendo alucinante, desborda calidad y mimo por donde lo mires. Todo desprende un buenrollismo increible, merece hasta la pena hablar con los npcs porque las conversaciones (ya no solo por los acentos) esque son entretenidas y cambian cada vez que ocurre algo en la historia.
Llevo solo 3 islas pero el argumento me está gustando mucho, cada pequeño pueblo tiene su problema a resolver.
Lo unico que no me convence son los menús, me imagino que los habran dejado así de simples como homenaje a los jrpgs clasicos. El combate estoy convencido que irá evolucionando con muchas mas opciones, de momento es algo simple.
Los dialogos son una de las características de la saga Dragon Quest. Con el Mother 1 (Earthbound Beginnings), el creador se laureaba de que "ningún NPC repetía conversación", pero es que en el Dragon Quest III (que salió un año ANTES que el Mother) tenía 3 veces más NPCs (seguro que más, la verdad), y no sólo casi ninguno repetía conversaciones... Sino que encima, muchos tenían dialogos diferentes entre el día y la noche; y otros tantos cambiaban su frase cuando habías hecho algún avance a la historia.
Ahora, a todo éso, hay que sumarle las conversaciones de grupo. Donde, por prácticamente cada NPC con el que hables, los personajes que te sigan dicen algo en particular. (Dicha función se creó en el DQ VII original)
Además, Hori, el creador de la saga, supervisa personalmente TODAS y cada una de las conversaciones. Las corrige y las cambia, según lo que él considera más adecuado a la personalidad de los personajes... (Y precisamente por ésa atención extrema que le pone, detesto tanto que en occidente se hayan inventado los acentos, porque en la versión original de los Dragon Quest, NO EXISTEN).
Los menús, si, son demasiado arcaicos. De hecho, el inventario me parece un paso atrás respecto a los remakes de DS. Pero creo que es otra característica de la saga, ser muy fiel a sus raices. Ésto tiene cosas buenas (mejoran determinados aspectos, sin que sientas un "¿a qué cojones estoy jugando?"), y otras malas.