gamerah.com escribió:Henos aquí, en 2007, en la decadencia absoluta con el predominio del arcade demoniaco y sus clones en la Grecia clásica con personajes de baratillo que empiezan con K. Afortunadamente, no toda la juegoesfera está ocupada por los casualones. Clover Studio, en su juego póstumo, acaba de realizar una obra mayestática, inmarcesible, prosopopéyica, épica, genialoide; luminaria a sembrar de billarismo ilustrado las Playcacas de toda la submeseta española. Nos referimos, claro, a Godhand.
De primeras Godhand es un juego cutre, con toques THQ como las brillantes texturas o la no menos brillante niebla. Los personajes son una mierda, la música es similar a un disco malo de Coyote Dax (pleonasmo), y la cámara falla. Es, en fin, un juego destinado a vender tres copias después de que el usuario casualón lo haya deglutido gracias a los DVD comprados en tarrinas de 10.000 en esa gran web que todo el mundo visita. Pero nosotros gaymehrianos no nos quedamos aquí, no. Nosotros buscamos la esencia del videojuego, la idiosincrasia detrás de los cocos de Toki o los dos frames del Rastan. Una vez entrados en juego es cuando descubrimos que Godhand es un testimonio glorioso a la época del insert coin. Desde los malos obesos con bigote a los punkis maricas mexicanos (¿parientes de los de Final Fight en Supa Nintendo?), Godhand es pretendidamente cutre salchichero para esconder una jugabilidad sublime, a la altura de los clásicos de inicios de los 90.
Esto se debe tanto a su fluido control como a su medido reto. Como bien sabe el jugador, un beat ‘em up fácil es como un perroflauta con una camisa de Reagan: un absurdo. Esta creciente dificultad es la que convierte a Godhand en un verdadero reto a través de las múltiples técnicas especiales, combos y enlaces a realizar con los distintos golpes. Este reto es el enlace perfecto con los juegos clásicos, de los cuales ha sabido conservar su esencia serie zeta (qué guay suena decir serie zeta, te sientes un poco como el Focomelo, Jordi Costa o algún Mondo Brutto...) muy deudora de las películas infantiles de Arnoldo.
Esto nos lleva a la coda final: ¿por qué Tarantino puede hacer serie Z y que todo el mundo se compre el traje de butanero coreano de la prota y Clover no? Esta última pretensión castiza, en el sentido de Mesonero Romanos (autor que Shinji Mi(Niko)kami conoce bien), es la que convierte Godhand en una verdadera broma visual que encierra mucha más inteligencia que otros títulos de aparente profundidad.
Es por eso que quiero aprovechar este simposio para hacer una petición: padres, compren Godhand. Es barato, kitsch, y queda mejor en la estantería que los capítulos de Rebelde Way. Con ello convertirá a su hijo sin personalidad en un guay con la gorra hacia atrás.
pero si os leeis todo el hilo, que es solo la ultima mitad, os reireis mas...