Para mí la saga tocó techo con Majora's Mask. A partir de entonces cada título ha tenido alguna cosa superior al resto pero en conjunto queda en evidencia ante las entregas de Nintendo 64.
Ocarina of Time es el más redondo, el más equilibrado y desde el que juzgar a las entregas posteriores.
Majora's Mask coge todo lo que tiene Ocarina of Time y le añade más cosas (máscaras con más habilidades, el sistema de los tres días, los NPC's más complejos de la saga...). Cojea en el número de mazmorras pero son tan buenas y hay tantas cosas que hacer fuera de ellas (el Castillo de Ikana podría funcionar como otra más) que uno queda satisfecho. Le falta el estanque de pesca, pero lo añadieron en el remake de 3DS.
Windwaker me parece flojísimo. Quitando el estilo gráfico (que acaba haciéndose muy repetitivo) y la hoja Deku no añade nada nuevo. Es un juego muy fácil, con un control simplificado,pocas mazmorras y nada memorables, sólo tres islas interesantes en un mar enorme dónde no haces más que perder el tiempo y una parte final de vergüenza. A su favor tiene una Isla Taura llena de vida y muchos minijuegos esparcidos por ahí, pero no hace nada mejor que ningún otro juego de la franquicia. Bueno, quizás el escenario del enfrentamiento final es el más épico de todos los juegos.
Twilight Princess tiene un primer arco muy prometedor, pero se desinfla a partir de entonces y desperdicia un montón de oportunidades. El Reino del Crepúsculo tendría que haber sido tan grande como el Hyrule principal y tener su propio arco. Eso nos hubiera dejado el culo torcido. Pero decidieron solucionar esa parte con un giro de guión absurdo y cargarse lo que habían construído hasta entonces. Link lobo no aporta mucho y el juego también es muy fácil y con muchas mazmorras pero muy sencillas. El combate sí que lo mejoraron bastante añadiéndole lo de aprender nuevos movimientos, lástima que se perdiese en posteriores entregas. El mundo de Hyrule está muy mal estructurado, son todo pasillos (¡incluso el Pueblo Kakariko!) y la Campiña de Hyrule está fragmentada en varias llanuras vacías sin nada que hacer. Aún así te queda un juego muy notable.
Skyward Sword es el anti-Zelda. Tiene un control cojonudo (pero que ya no volverán a repetir) y algunos ítems muy buenos, interesantes ideas de mejora y expansión de equipo y cada visita al desierto es una gozada. Pero el no-desarrollo de la aventura se carga toda la esencia de la saga. No hay nada de exploración: se recorre cada zona de forma lineal superando pruebas una detrás de otra como si fuesen minujuegos (lo mismo en las mazmorras) y no merece la pena revisitar las zonas porque como te controlan tanto por donde vas es casi imposible dejarte nada. Lo peor es que reutilizan los escenarios hasta cuatro veces en la aventura y algunas de ellas simplemente para que te pasees (lo del bosque es atroz). ¡Es que hasta reutilizan jefes! Lo único que se salva son los enfrentamientos contra algunos jefes, que alguno sí podría considerarse el mejor de la saga.
La ciudad para ser la única que hay queda muy por debajo de Ciudad Reloj e Isla Taura, las tareas secundarias se desbloquean una a una según avanzas en la aventura, las mazmorras son pocas y cortas, no hay ciclo día/noche, en el cielo no hay nada que hacer...
Breath of the Wild promete muchísimo. No tengo WiiU ni acaba de convencerme Switch, pero por este juego podría hacer una locura. Por fin un mundo abierto de verdad como el que se esperaba en Twilight Princess y que recuperará esa sensación de poder ir a todas partes que tienen las entregas 2D. Una interactividad con el entorno que abruma. Un escenario tan enorme que me va a encantar perderme por ahí. El control parece que ofrecerá muchas variables, aunque lo del tiempo bala habrá que verlo porque me parece que hace las cosas muy fáciles. Lo del magnetismo también es bastante llamativo.
Ojalá en esta entrega puedan superar a todos los juegos anteriores en todos los apartados. Parece imposible y más con la Nintendo de unos años para acá. Pero de repente te sacan Mario Galaxy o Mario Kart 8 (lástima de modo batalla) y no te queda más remedio que aplaudir.