Come doce uvas con las campanadas de inicio del año.
Estrena ropa nueva el primer día del año.
Comienza a hacer algo nuevo, que trae suerte: la suerte del principiante.
Encuentra un trébol de cuatro hojas. Da buena suerte, salvo en el mes de mayo.
O una moneda en la calle (si está de cara).
O una herradura.
O una bellota.
O una estrella fugaz…
Cruza los dedos al pedir tu deseo.
Después, toca madera.
Lleva una pata de conejo contigo.
Si te has puesto alguna prenda de vestir del revés (sin darte cuenta), genial.
Si encuentras un par de cuervos en el camino, tendrás buena suerte.
Si la primera mariposa que ves al comienzo de la primavera es blanca, prepárate para un año afortunado.
Cruza un puente después de pedir un deseo (pero no hables mientras lo cruzas).
Sopla todas las velas de tu tarta de cumpleaños.
Deja algo de dinero (aunque sea una moneda) en los lugares donde guardes dinero.
Adorna la comida con perejil. (¿Será que cree en esto Carlos Arguiñano?)
Y deja que el ajo te proteja contra fuerzas maléficas.
Cuando te pique la palma de la mano derecha, es que vas a recibir dinero. Importante: No te rasques.
¿Te pican la rodilla o el codo derechos? Buenas noticias se aproximan.
Que te pique la cabeza también es bueno (a no ser que esté sucia, claro).
Lo mismo que cuando alguien te diga que se te ha caído una pestaña y tú adivines en qué lado de la cara está.
Escucha el canto cercano de un grillo. ¡No lo mates, que eso es malo!
Si una rana entra a tu casa, también es para que te alegres.
¡Ah! Y si has caído en la mala suerte, puedes romper el hechizo girando en círculo siete veces en el sentido de las agujas del reloj.