Hay cierto desconocimiento (normal por otra parte) acerca del uso y la efectividad de un arma de fuego y un arma blanca en condiciones normales. Es decir, en un entorno en el que no exista una situación preparada.
Empezaré diciendo que aun llevando una pistola al cinto, desde una distancia de incluso diez metros, alguien armado con un arma blanca te asesta 35 puñaladas antes de que ni si quiera hayas procedido a sacarla de la funda. La acción de disparar NO es como en las películas. Conlleva un proceso en el que en hay una que llevar a cabo una cantidad de acciones muy precisas, muy rápidas, por sorpresa y siempre cargando con la responsabilidad de no matar al que te viene a matar o al que estaba por allí. Hay que desenfunda, quitar el seguro, amartillarla (puedes o no tenerla así, por medidas de seguridad), apuntar, decidir y acertar. Todo eso, en milésimas. Todo eso, sin practicar tiro, sin tener ni puta idea de tiro aun siendo Policía, Guardia u otro cuerpo de seguridad. Como comprenderéis, lo digo para los que se creen que la realidad es como se describe en las pelis, no se puede pedir peras al olmo.
Ha apuñalado y acabado con la vida de un policía, pero podría haber sido la de cualquier vecino, cualquiera de vuestras madres, hermanas/os, hijos, sobrinos o novias.