Cuando somos pequeños no nos gusta disfrutar una buena cerveza, como no nos gusta estar en la tranquilidad de tu casa con tu gente sin salir de fiesta, ni nos gusta aprender por placer propio, ni nos gusta maravillarnos con hechos científicos o humanos, ni entendemos que alguien enamorado haga estupideces o cosas increíbles, ni nos gusta pasar horas oyendo historias de los abuelos, nos aburre que una persona que sabe mucho de algo nos enseñe y no vemos algunas buenas películas sólo por el hecho de ser antiguas.
Es todo por lo mismo: porque de pequeños, la mayoría somos gilipollas y altamente inmaduros, luego ya tendremos tiempo para echar de menos todo eso y más.