Pues ahora vengo yo a tocar las narices.
Sí, los europeos olemos mal. Cuando salía con mi exzorrilla colombiana hablamos más de una vez sobre el tema (no sobre mi imperceptible olor, que es embriagadoramente sensual gracias a mis feromonas cuidadosamente seleccionadas) y es una opinión bastante generalizada en ciertos países sudamericanos. Y bueno, aunque muchas veces se dice porque nos tienen manía (para nosotros los franceses son unos guarros), yo no les voy a quitar la razón.
Lo que Zorrie me decía es que, haciendo calor todos los días del año donde antes vivía, la gente se ducha muy a menudo para refrescarse. Ella misma al llegar el verano aquí se duchaba dos y hasta tres veces al día, lo cual me parece una exageración pero allá cada uno con su piel. Su familia, abuelos incluidos, tenían la misma costumbre de las duchas regulares, y de la misma forma creo que no conozco a ninguna colombiana que salga a la calle sin haberse duchado (también suele ser obligatorio estar impolutamente maquillada y otros topicazos que alguno se imaginará
). Sí, ahora me diréis que vosotros os ducháis cada día y todo ese rollo, pero la realidad es que hay gente en este país que no conoce ni la ducha semanal. Ya sabéis, hay que ahorrar agua, que el total es lo que cuenta.
Pero como no he vivido en Colombia, no opinaré de primera mano. Donde sí he estado es en los trenes y metros de Tokio, esos en los que no hace falta agarrarte a ningún sitio porque estás pegado al resto de la gente cual sardina en escabeche, y la diferencia respecto a España es ABISMAL. Ni una vez en todo el curso olí un sobaco, ni una. ¿No tienen hormonas los japos? ¿No sudan? ¿Es por la alimentación? ¿Las bacterias que descomponen el sudor de los japoneses están dormidas? ¿Influirá la costumbre del baño cada noche?
Pues ni idea. O tal vez sea un poco de todo. Pero el caso es que, cada vez que voy en un metro español, o estoy parado en la cola del Mercadona, o simplemente cada vez que entro a la Fnac (que suelen apestar a sobaco, estén en la ciudad en la que estén), me acuerdo de los japoneses, que son sosos hasta para oler mal.
Lo siento, pero los europeos apestamos. Bueno, todos menos yo.