Aunque muchos, probos ciudadanos, nos tapemos la cara de vergüenza y empecemos a elaborar una opinión repleta de palabras malsonantes sobre políticos como ese Fabra, parece ser que es como nos lo han pintado, un orgulloso producto de fabricación completamente española. Detrás de esas reales gafas ahumadas, se esconde un hombre con el langostino y el jamón para su familia, amigos y conocidos como principal promesa política oculta. Un ser que ha traído bienestar y ha enseñado el arte de la colocación para, una vez más, rematar la baja calidad del político español medio.