Según se asegura en la demanda colectiva presentada por un grupo llamado Google You Owe Us, Google sorteó los parámetros de privacidad de Safari y recogió información de los usuarios relacionada con su historial de navegación. Dichos datos fueron vendidos posteriormente a anunciantes. Los demandantes estiman que esta práctica podría haber afectado a 5,4 millones de personas en el Reino Unido, que ahora tendrían derecho a exigir una compensación económica determinada por un tribunal.
El método utilizado por Google es ampliamente conocido y de hecho ya metió en problemas a la compañía en Estados Unidos, donde fue obligada a pagar 17 millones de dólares en otra demanda colectiva allá por 2013 encima de una multa de 22,5 millones de dólares impuesta en 2012 por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).
Explicado de forma muy somera, básicamente Google esquivó los mecanismos de privacidad del navegador Safari para instalar sus cookies, haciéndole "creer" al navegador que el usuario estaba enviando un formulario invisible a Google de forma voluntaria. Esta era la única forma de acceder a este tipo de información, puesto que Safari bloquea por defecto las cookies de seguimiento a menos que el usuario interactúe de forma expresa con un anuncio online.
Si bien esta conducta tuvo lugar hace más de cinco años, las implicaciones del caso en materia de imagen no son precisamente benignas. Especialmente ahora que la Unión Europea ha comenzado a hacer presión a compañías como Google para que respeten las leyes de protección al consumidor, por no mencionar investigaciones abiertas por el control ejercido sobre Android y la supuesta manipulación de sus tecnologías para mantener abusivamente la posición dominante de AdSense.