Los nuevos Flir One y Flir One Pro cuentan con sensores térmicos de 80x80 y 160x120 capaces de reflejar de forma visual la temperatura de los objetos enfocados y medirla con un margen de error de aproximadamente 3 ºC. El modelo básico tiene un rango dinámico de entre -20 y 120 ºC, mientras que la versión Pro se va -20 a 400 ºC. Ambos modelos soportan caídas a algo más de un metro de altura, cuentan con baterías de una hora de duración y se venderán tanto en versiones USB-C (Android) como Lightning (iOS).
Flir concibe la gama de cámaras One como un "juguete" para usuarios curiosos, pero también como una herramienta profesional.
Sus posibilidades de uso son múltiples, pudiendo ser utilizadas para detectar problemas de aislamiento en instalaciones eléctricas y de aire acondicionado, escapes de agua en fontanería, ineficiencias en la refrigeración de ordenadores e incluso para encontrar nidos de alimañas. Las imágenes y los vídeos capturados por estas cámaras retienen la información térmica correspondiente, por lo que es posible consultar la temperatura de una zona concreta a posteriori, y ambas incorporan sensores de espectro visible para yuxtaponer datos.
Vídeo oficial de la generación anterior mostrando sus posibilidades.
Las Flir One y Flir One Pro ya están disponibles en Estados Unidos a un precio de 199 y 399 dólares, respectivamente. Por ahora se desconocen las tarifas para Europa. En cuanto a su integración en futuros teléfonos móviles, Flir no ha proporcionado información alguna, pero hace un par de años la compañía se asoció con Cat para lanzar el S60, el primer teléfono con cámara térmica.