La factoría, situada en Shanghái, ha sido vendida a una empresa llamada Xingbao Information Technology junto al terreno sobre el que se asienta por aproximadamente 91 millones de dólares, algo por debajo de los 117 millones de dólares que HTC perdió durante el último trimestre.
Esta es la segunda fábrica vendida por HTC en algo más de un año, puesto que en diciembre de 2015 se desprendió por 183 millones de dólares de un centro de producción en Taoyuan City, Taiwán. La de Shanghái estaba centrada en la fabricación de dispositivos para el mercado chino, donde HTC ha sufrido una sangría a manos de la competencia local.
Con el precio de sus acciones por los suelos y unas ventas drásticamente reducidas por la competencia, la venta de propiedades se ha convertido en una de las fuentes de financiación de HTC mientras endereza el timón.
HTC, que no hace mucho cerró las oficinas de su división telefónica en España, está tratando de reorientar su estrategia hacia la realidad virtual, un mercado donde ha encontrado el éxito de la mano de Vive. Se estima que la compañía colocó unos 450.000 visores a lo largo de 2016, dejándole unos ingresos de 360 millones de dólares y facilitando su transición de fabricante de teléfonos móviles a firma especializada en tecnologías realidad virtual.
Aunque ahora mismo la estrella de HTC es el visor Vive, la compañía señaló hace poco que a lo largo de este año presentará algún tipo de "dispositivo de realidad virtual móvil" sobre el que solo podemos especular. Esta diversificación es imperativa. Valve señaló hace poco que hay otras empresas trabajando en productos compatibles con SteamVR y hace nada LG dio una sorpresa al presentar su propio visor, a lo que se suman los recientes descuentos de Oculus.