Ahora, en consonancia con su ascenso en la jerarquía móvil, el coloso chino ha descubierto un nuevo chipset de altas prestaciones con el que pretende enmendar su histórica carencia de potencia gráfica y hacer que sus próximos dispositivos portátiles sean más competitivos.
Anunciado por su filial HiSilicon, el nuevo chipset Kirin 960 adopta la ya sobradamente conocida configuración octacore big.LITTLE, compuesta por cuatro núcleos de bajo rendimiento y alta eficiencia secundados por otros cuatro elementos de mucho más potentes. Comparado con el extendido Kirin 950 (utilizado por el Huawei Mate 8 y en su variante 955 por el más reciente P9), el nuevo procesador conserva sin aparentes cambios los cuatro núcleos Cortex A53 a 1,8 GHz, pero sustituye los antiguos cores A72 a 2,3 GHz por cuatro nuevos núcleos A73 a 2,4 GHz de mayor velocidad y eficiencia energética. Adicionalmente, el soporte de memoria se moderniza con el salto de LPDDR4-1333 a LPDDR4-1800.
El uso de cuatro núcleos Cortex A73 redundará en mejoras modestas de velocidad frente al procesador anterior (algo por encima del 18% en modo multicore), pero es importante tener en cuenta que la CPU nunca fue el problema de los teléfonos dotados con un Kirin 950. Su auténtico talón de Aquiles es la limitada capacidad de procesamiento gráfico de su GPU Mali-T880MP4, felizmente sustituida por una más moderna y potente Mali-G71MP8 con básicamente el doble de shaders y un mayor tamaño con la que Huawei promete una mejora del rendimiento gráfico del 180% frente a su antiguo procesador de gama alta.
De acuerdo con las cifras ofrecidas por Huawei, el nuevo Kirin 960 se encontraría a medio camino entre el Snapdragon 820 de Qualcomm y el A10 de Apple.
Las mejoras introducidas por este nuevo chipset se cierran con un módem LTE Cat. 12/13, soporte para memoria interna UFS 2.1 y un nuevo ISP de alta calidad con opciones refinadas de reenfoque que sin duda serán explotadas por Leica, asociada con Huawei en el desarrollo de cámaras para smartphones.
El uso de una GPU más potente no solo era necesario para situar a Huawei como una marca a tener en cuenta por los aficionados más exigentes, sino también por el hecho de que la compañía piensa apostar con fuerza por la realidad virtual, con un ojo puesto en la iniciativa Daydream de Google. Lo que todavía no está claro es si la migración a una GPU más grande y potente resultará en una menor eficiencia general (o en un throttling manifiesto), si bien Huawei también promete mejoras en este sentido.
El fabricante todavía no ha señalado cuándo lanzará el primer dispositivo basado en este chipset, pero todo apunta a que el casi inminente Huawei Mate 9.