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La Voz de Galicia leemos una interesante noticia sobre la absolución del dueño de un cibercafé acusado de delitos contra la propiedad intelectual. Concretamente estaba acusado por el Ministerio Fiscal y las asociaciones Afyve, SGAE y Adivan por permitir que los clientes realizaran copias supuestamente ilegales.
La absolución se basa en dos puntos: el primero que no hay ninguna prueba de que las obras copiadas pertenecieran a los denunciantes, y aunque esto fuera probable
esa alta posibilidad no cabe equipararla a certeza absoluta, que es lo que exige el Derecho Penal (frase a recordar); y el segundo que no se acreditó que los originales no fuesen propiedad de los clientes que los copiaban, ni que se obtuviesen múltiples copias, ni que las copias fueran para uso distinto del privado.