Según señala Tom's Hardware, Alloy pecó de exceso de ambición. Intel utilizaba en sus prototipos procesadores como los de un ordenador portátil en lugar de chipsetsmenos potentes y posiblemente más eficientes, así como tecnologías de seguimiento de altas prestaciones y elevado coste.
Vídeo de la presentación de Project Alloy en 2016.
El plan inicial de Intel no contemplaba la venta directa de visores al público. En su lugar ofrecería su tecnología a otras empresas que después podrían crear sus propios visores, siguiendo en cierto modo el modelo de Valve con SteamVR o el de Microsoft con sus visores Windows Mixed Reality. El problema para Intel es que cualquiera de estas alternativas resulta muchísimo más económica incluso si sus prestaciones no son comparables, y si un cliente empresarial busca una solución autónoma, no tiene por qué esperar a Alloy pudiendo comprar ya un visor Hololens.
En estos momentos Intel parece más interesada en apoyar tecnologías desarrolladas por terceras compañías que en lanzar su propia plataforma de realidad mixta o virtual. De hecho, hace apenas unos días la compañía lanzó MixCast Studio, una aplicación disponible en Steam bajo suscripción y pensada para que los streamers con un visor SteamVR (próximamente también Oculus Rift y OSVR) puedan transmitir contenidos de forma sencilla.