Llevábamos días sin oir patochadas acerca de lo perjudiciales que son los videojuegos, capaces de sorber el seso y alienar a la juventud, pero por desgracia el triste incidente de Erfurt (Alemania) donde un joven asesinó a 16 personas en su instituto ha vuelto a sacar a relucir el aura malévola que rodea al ocio electrónico, como pudisteis ver en los des-informativos de Antena3. De acuerdo con la policía, el autor de la masacre era aficionado al popular juegon online Counter-Strike, y la respuesta de los políticos no se ha hecho esperar. Tanto la ministra de educación como el pricipal lider de la oposición han declarado su intención de prohibir los juegos violentos.
No es la primera vez que informamos de majaderías semejantes en Alemania, donde el control sobre los juegos es brutal (Doom fue prohibido y Commandos sufrió la censura en las muertes de los soldados), país en el que parece haber una auténtica caza de brujas contra este tipo de títulos. A lo mejor sería conveniente hacer una reflexión sobre por qué una persona visiblemente sociópata tenía un permiso de armas. ¿Tendrá algo que ver su desmedida aficción a los juegos violentos con sus problemas mentales? No hace falta ser muy inteligente para imaginar la respuesta, el juego no le convirtió en un asesino, en todo caso jugaba al mismo por su condición mental, como tantas otras personas sanas que no se lían a tiros en su centro de estudios.