Agentes de la fiscalía surcoreana irrumpieron ayer las oficinas de Samsung Electronics en Seúl en busca de indicios de corrupción. Las pesquisas se enmarcan en una amplia investigación que busca aclarar el alcance y los posibles implicados en el escándalo económico que en estos momentos sacude al país y que podría acabar con la carrera política de la presidenta Park Geun-hye.
Según se sospecha, Samsung habría proporcionado aproximadamente 2,8 millones de euros a una compañía propiedad de Choi Soon-sil, amiga y confidente de la presidenta de Corea del Sur, y su hija Chung Yoo-ra. Este dinero habría utilizado para financiar el entrenamiento ecuestre de Chung en Alemania y ganar el beneplácito de la Federación de Equitación surcoreana.
El escándalo, que ha dejado la popularidad de la presidenta de Corea del Sur en un infausto 5%, se centra en su inusual relación con Choi Soon-sil, cuya influencia casi religiosa en la vida personal y política de Park Geun-hye la han llevado a ser conocida como la "Rasputina coreana".
Su amistad se tornó en objeto de portadas y disculpas públicas cuando se hizo público que Choi tuvo acceso a documentación confidencial y llegó a modificar los discursos de la presidenta. También se sospecha que Choi utilizó su influencia en las altas esferas surcoreanas para obtener "donativos" de grandes empresas para dos fundaciones sin supuesto ánimo de lucro. Choi Soon-sil fue arrestada el pasado 3 de noviembre acusada de fraude y abuso de poder.
La relación entre política y finanzas es en pocos países tan íntima como en Corea del Sur, donde los chaebol, grandes conglomerados industriales similares a los keiretsu japoneses, dominan gran parte de la economía nacional. De hecho, esta no es una ocurrencia radicalmente nueva en la historia de Samsung.
En 2008 la policía registró las oficinas de la compañía y arrestó al presidente e hijo del fundador de Samsung Lee Kun-hee, que reconoció su implicación en una trama para sobornar a fiscales, jueces y políticos del país. Su sentencia inicial (siete años de prisión y una multa equivalente a unos 250 millones de euros) fue drásticamente reducida a menos de la mitad, solo para recibir el indulto presidencial unos meses después a fin de garantizar la estancia de Lee en el Comité Olímpico Internacional. Han tenido que pasar ocho años para que Samsung se vea implicada de nuevo en un escándalo de corrupción política, si bien su papel parece ser ahora muy distinto.
Según se sospecha, Samsung habría proporcionado aproximadamente 2,8 millones de euros a una compañía propiedad de Choi Soon-sil, amiga y confidente de la presidenta de Corea del Sur, y su hija Chung Yoo-ra. Este dinero habría utilizado para financiar el entrenamiento ecuestre de Chung en Alemania y ganar el beneplácito de la Federación de Equitación surcoreana.
El escándalo, que ha dejado la popularidad de la presidenta de Corea del Sur en un infausto 5%, se centra en su inusual relación con Choi Soon-sil, cuya influencia casi religiosa en la vida personal y política de Park Geun-hye la han llevado a ser conocida como la "Rasputina coreana".
Su amistad se tornó en objeto de portadas y disculpas públicas cuando se hizo público que Choi tuvo acceso a documentación confidencial y llegó a modificar los discursos de la presidenta. También se sospecha que Choi utilizó su influencia en las altas esferas surcoreanas para obtener "donativos" de grandes empresas para dos fundaciones sin supuesto ánimo de lucro. Choi Soon-sil fue arrestada el pasado 3 de noviembre acusada de fraude y abuso de poder.
La relación entre política y finanzas es en pocos países tan íntima como en Corea del Sur, donde los chaebol, grandes conglomerados industriales similares a los keiretsu japoneses, dominan gran parte de la economía nacional. De hecho, esta no es una ocurrencia radicalmente nueva en la historia de Samsung.
En 2008 la policía registró las oficinas de la compañía y arrestó al presidente e hijo del fundador de Samsung Lee Kun-hee, que reconoció su implicación en una trama para sobornar a fiscales, jueces y políticos del país. Su sentencia inicial (siete años de prisión y una multa equivalente a unos 250 millones de euros) fue drásticamente reducida a menos de la mitad, solo para recibir el indulto presidencial unos meses después a fin de garantizar la estancia de Lee en el Comité Olímpico Internacional. Han tenido que pasar ocho años para que Samsung se vea implicada de nuevo en un escándalo de corrupción política, si bien su papel parece ser ahora muy distinto.
Es el fin del mundo, la rebelión de las maquinas, terminator empezó en samsung [hallow]
Cualquier empresa tan grande como Samsung estará, indefectiblemente, metida en algún chanchullo, el tema es si se sobrepasan o consiguen mantenerlo bajo control, pero todas están pringadas.
Más razón que un santo