Los ejecutivos son un jefe de equipo y un exjefe de equipo del departamento financiero, que habrían urdido un plan para evadir 15.600 millones de wones (unos 12 millones de euros al cambio) en impuestos derivados de la venta de acciones de LG Corp, la matriz del grupo industrial. La estrategia puesta en práctica habría camuflado la venta de acciones como transacciones ordinarias, que son sujetas a unas tasas menos elevadas.
Este suceso es posiblemente el último en la larga (casi continua) lista de escándalos económicos originados en Corea del Sur, un país cuya actividad industrial y económica está en manos de un pequeño número de familias sumamente influyentes. Aún resuena el caso de Lee Jae-yong, máximo responsable y heredero de Samsung, acusado de soborno, perjurio y desfalco en el contexto de un gravísimo escándalo político que terminó por derribar a la presidenta del país.
Jae-yong fue finalmente liberado tras desestimarse los cargos más graves y recibir una sentencia conmutada, pero los hechos sacudieron la estructura interna de Samsung y por poco provocaron una revuelta entre sus accionistas. Queda por ver el futuro que espera a los ejecutivos de LG y las posibles repercusiones en la empresa.
El presidente del consejo de Samsung acusado de sabotear un sindicato
La noticia llega tan solo un día después de que Samsung protagonizara un nuevo escándalo empresarial. Esta vez el clan Lee no se ha visto salpicado por los hechos, puesto que los cargos recaen sobre el presidente del consejo de administración. Lee Sang-hoo es acusado de sabotear un sindicato surcoreano en 2013, cuando era el responsable de finanzas de la empresa.
De acuerdo con las autoridades, que también han presentado cargos contra dieciséis ejecutivos y exejecutivos de Samsung,"el grupo ha incurrido en crimen organizado durante un periodo de tiempo prolongado para asegurar su política de 'administración libre de sindicatos'".
La acusación no podía ser más inconveniente para Samsung, cuyo máximo responsable aún tiene en proceso de apelación su caso por soborno. Lee Sang-hoo no mantiene lazos de sangre con la familia fundadora de Samsung a pesar de su apellido, y de hecho fue nombrado presidente del consejo en marzo como parte de una reestructuración de los cuadros ejecutivos pensada para limpiar la imagen de la empresa y depurar su administración.