Seguro que recordaréis el culebrón que protagonizó durante años la compañía SCO, que afirmaba ser propietaria del código de UNIX y que Linux violaba su propiedad intelectual. Ya lo creíamos terminado cuando los juzgados dieron la razón a IBM y SCO terminó en bancarrota, pero la anulación de la sentencia nos vuelve a trasladar varios años atrás.
Ahora SCO tiene vía libre para volver a demandar a IBM y continuar con el resto de demandas contra distribuidores de Linux y usuarios corporativos, además de poder atacar a otras empresas de éxito que utilizan derivados de UNIX (como es el caso de Apple).