La principal novedad del parche 7.1 es el regreso de Karazhan, la primera banda de The Burning Crusade que vuelve en forma de mazmorra de dificultad mítica para un grupo de cinco jugadores. Karazhan ha sido renovada para adaptarse a sus nuevos visitantes, que encontrarán una mezcla de jefes célebres como Moroes, Curator o Attumen el Montero y nuevos enemigos como el Devorador de maná y Viz’aduum el Observador. También hay un misterioso (aunque conocido) jefe opcional que debe ser invocado.
Además de la mazmorra de Karazhan también se introduce una nueva banda con tres jefes (Odyn, Guarm y Helya) conocida como Prueba del Valor. Esta pequeña raid sirve para atar los cabos sueltos en la historia de Tormenheim y aliviar la espera hasta Bastión Nocturno, banda con 10 jefes prevista para inicios del 2017. Prueba del Valor abrirá sus puertas el 9 de noviembre.
Regreso a Karazhan también introduce nuevo contenido para un jugador. Siguen las misiones de Suramar, la cadena que explica el pasado de Illidan y se añaden nuevas misiones del mundo relacionadas con Helya y los Helarjar. También hay una invasión de falcosaurios (cuyas plumas y huevos puede quemar Nomi) en las Islas Abruptas y nueva actividad en la Isla de Alcaz.
Aquellos que se dedican al JcJ (Juguador contra Jugador) reciben una nueva reputación con objetos orientadas a su actividad, nuevas recompensas en forma de poder de artefacto y equipo y la arena de Nagran con un lavado de cara. Los jugadores secundarios agradecerán algunas facilidades como la posibilidad de hacer misiones del mundo sin reputación amistoso o poder acceder a las mazmorras La Arquería y Corte de las Estrellas sin tener que pasar por las misiones que las desbloquean.
Los jugadores de World of Warcraft no deberán esperar mucho para saber qué novedades recibirán en el parche 7.2 ya que la próxima semana, el 4 y 5 de noviembre, se celebra la BlizzCon 2016.
