“El universo es un bosque oscuro. Cada civilización es un cazador armado que acecha entre los árboles como un fantasma, empujando suavemente las ramas que bloquean el camino y tratando de caminar sin sonido. Incluso la respiración se hace con cuidado. El cazador debe tener cuidado, porque en todas partes del bosque hay cazadores sigilosos como él. Si encuentra otra vida, otro cazador, un ángel o un demonio, un bebé delicado o un anciano tambaleante, un hada o un semidiós, solo puede hacer una cosa: abrir fuego y eliminarlos”.