Según detalla el comunicado oficial, H.266/VVC "reduce los requisitos de datos en aproximadamente un 50 % del bit rate en relación al anterior estándar H.265/High Efficiency Video Coding (HEVC) sin comprometer la calidad visual". Mismo nivel de detalle, pero ocupando y consumiendo la mitad de datos. Sobre el papel, al menos.
Entrando a un nivel más técnico, el Instituto Fraunhofer detalla que transmitir 90 minutos de vídeo a resolución UHD (4K) hacía necesario el consumo de 10 gigabytes, mientras que con H.266/VVC los requisitos de espacio y ancho de banda descienden a 5 gigabytes. Esto es así porque, al menos en parte, el nuevo estándar ha sido desarrollado desde el principio con la idea de dar soporte a vídeos en formato Ultra HD y 8K, aunque también es "ideal para todos los tipos de imágenes en movimiento: desde panoramas en vídeo a 260º a contenidos en pantallas compartidas".
Cabe señalar que esta no es la primera tecnología de vídeo que aspira a derrocar el estándar H.265. No hay mejor ejemplo que AV1, un códec de vídeo sin royalties y con el apoyo de numerosas empresas (entre ellas muchas de las que ahora también respaldan a H.266/VVC) que se puede encontrar en plataformas como las versiones para Android de Netflix y YouTube (de forma parcial). Su difusión actual, sin embargo, aún dista de tener el mismo alcance que H.265/HEVC, no digamos ya H.264/AVC.
Como es costumbre, las patentes esenciales de H.266/VVC se ofrecerán siguiendo un modelo de licencias FRAND (justas, razonables y no discriminatorias) para facilitar su adopción por la industria. En cuanto a los primeros productos compatibles, el Instituto Fraunhofer indica que el primer software (encoder y decoder) será lanzado este otoño y que ya se están desarrollando nuevos chips compatibles para agilizar su procesamiento en dispositivos móviles.