Más allá del consumidor común, Kaspersky tiene por clientes a proveedores de infraestructura crítica y gobiernos locales y estatales, lo que podría haber contribuido a la decisión.
"Nunca daríamos a una nación adversaria las llaves de nuestras redes o dispositivos, así que es una locura pensar que seguiríamos permitiendo la venta de software Ruso con el más profundo acceso a los dispositivos", ha declarado el senador Mark Warner, responsable del Comité de Inteligencia del Senado.
Así las cosas, tres unidades empresariales de Kaspersky serán añadidas de la lista de entidades con restricciones comerciales, lo que implica el cese de la comercialización del antivirus.
Por parte de Kaspersky, la compañías ha publicado un comunicado expresando su convencimiento de que "el Departamento de Comercio ha tomado su decisión basándose en el clima geopolítico actual y en preocupaciones teóricas, más que en una evaluación global de la integridad de los productos y servicios de Kaspersky", al tiempo que asegura que "no participa en actividades que amenacen la seguridad nacional de Estados Unidos".
Una decisión que lleva años de recorrido
Aunque puede entenderse que la decisión de prohibir la venta del antivirus de Kaspersky en Estados Unidos obedece a la posición de Estados Unidos en el conflicto de Ucrania, lo cierto es que viene de muy lejos.
Ya en 2017 el Departamento de Seguridad Nacional prohibió la instalación del antivirus en redes federales en base al hecho de que la legislación rusa permite a las agencias de inteligencia forzar la ayuda de las empresas nacionales a la hora de interceptar comunicaciones, a lo que se suman las sospechas de que la compañía pudo haber estado involucrada en la sustracción de herramientas de hacking utilizadas por la NSA y que de alguna forma acabaron en manos del gobierno ruso.