Y a pesar de esta llamativa falta de información, ya tenemos noticias oficiales sobre la futura DG2.
Según ha anunciado Intel, DG2 ya está siendo afinada en el laboratorio. Esta nueva CPU no derivará de un diseño estrictamente portátil, tal y como sucede ahora con DG1 (que se basa en la arquitectura Xe-LP o Low Power), sino que descenderá de Xe-HPG, la arquitectura específicamente creada para las tarjetas gráficas gaming de Intel. Dicho de otra forma, DG2 estará emparentada con las tarjetas gráficas para equipos de sobremesa en lugar de ser una evolución de Xe-LP. Si esto implica soporte para funciones avanzadas como ray tracing (presente en Xe-HPG), está por verse.
Todavía no se sabe es si DG2 se situará como opción gráfica para equipos de bajo consumo como ya sucede con DG1 o si por el contrario apuntará más arriba para rivalizar con las sucesoras de las actuales GeForce Max-Q y RX Vega Mobile. De nuevo, la información llega con cuentagotas, pero el hecho de que ya esté hablando de DG2 cuando los primeros productos con DG1 aún no han salido a la venta resulta llamativo.
Muchos beneficios, pero hay nubes en el horizonte
Las noticias sobre DG2 fueron comunicadas como parte de la conferencia que ofreció Intel para divulgar los resultados del último trimestre. El periodo comprendido entre julio y septiembre se saldó con unos ingresos de 18.300 millones de dólares, unos 900 millones menos que el año pasado. De ahí salieron 4.300 millones de dólares en beneficios.
Si bien Intel acumulaba varios trimestres récord, su último informe deja claro que el tiempo de las vacas gordas llega a su fin. O como mínimo, ya no lo serán tanto.
Esos 4.300 millones de beneficio representan una merma del 29 % si se compara con el mismo periodo del año pasado, en parte por unas ventas menores (los chips para centros de datos han experimentado una caída perceptible), en parte por unos márgenes de beneficios que se han reducido durante los últimos meses. Y si Intel termina subcontratando parte de la producción para atajar los retrasos en su nodo de 7 nm, los márgenes se reducirán aún más.
Estas circunstancias, unidas a una competencia que se ha incrementado en prácticamentetodoslosfrentes, explican que Intel se haya desprendido de su división de memoria NAND. La estrategia actual pasa por reforzar los departamentos más fuertes o con mejores perspectivas de futuro para evitar posibles sorpresas, todo ello mientras sus ingenieros trabajan para aumentar la producción de chips de 10 nm, que incluirá procesadores de sobremesa basados en el nuevo proceso SuperFin.