La firma nipona está experimentando una revuelta entre sus accionistas debido al mal rendimiento de su fondo Vision Fund, que ha perdido una enorme cantidad de dinero en inversiones como WeWork. Esta startup de espacios de coworkingimplosionó hace varios meses tras evidenciar enormes problemas en su modelo de negocio, y la pandemia no le ha puesto las cosas más fáciles. Otras inversiones no han ido mucho mejor, contribuyendo a generar una deuda considerable.
Así las cosas, SoftBank quiere aplacar a sus inversores más rebeldes vendiendo ARM Holdings como entidad completa o de forma parcial mediante una oferta pública de acciones. Para ello ha contratado los servicios de Goldman Sachs, que actuará como consejera en el proceso. Dicho todo esto, el diario Wall Street Journal indica que si no hay el suficiente interés en cualquiera de estas opciones, la operación podría ser cancelada.
La posible venta de ARM, incluso si solo es parcial, sería una maniobra drástica si se considera que el interés en sus procesadores nunca ha sido más alto. Los diseños de la firma británica están abriéndose camino en mercados hasta ahora dominados por la competencia, desde la informática personal a las supercomputadoras, puesto que el nuevo modelo más potente del mundo, la japonesa Fugaku, utiliza procesadores A64FX diseñados por Fujitsu.
Independientemente del camino escogido, la venta absoluta de la empresa parece la opción más complicada. Cualquier movimiento que involucre un cambio de manos despertará el escrutinio de las entidades reguladoras, particularmente en un momento en el que la autonomía en el diseño de arquitecturas y procesadores se ha convertido en un asunto de importancia estratégica.