Durante la segunda semana del lanzamiento de la 3DS conseguí mi consola junto con la de mi novia por poco más del precio que tiene ahora después de la rebaja. Sin embargo, no sóló por la pequeña diferencia de dinero que en mi caso me ha supuesto el comprarla de salida (que aún así era mi dinero, NO un regalo que con los meses le acabaría haciendo a Nintendo), sino sobre todo por todas aquellas personas que la compraron a su precio de salida original, más les vale que ninguno de estos "rumores" sea cierto. Ni siquiera el del cacharro éste, que aparte de antiestético es una patraña monumental ya que los ingenieros han tenido tiempo más que suficiente para percatarse de la necesidad de incluir un segundo stick en el modelo inicial.
Me escoció un montón el anuncio de la rebaja en el precio de la consola, que me habría ahorrado muchas vueltas en un principio para conseguirla a un precio más económico, ya que ahora con ir a una tienda lo habría tenido mucho más fácil para poder comprarla a un precio "razonable". Lo del programa de embajadores me ha parecido una completa burla de cara al consumidor habitual (que es quien frecuentemente se compra el producto de salida), pues qué menos que un vale por descuento en juegos, un juego del catálogo de 3DS, o cualquier otra medida un poco más "seria" para resarcirnos. Puede que esa medida de compensación haya sido suficiente para tranquilizar a unos pocos..., a mí no. Con todo esto lo que quiero decir es que estoy muy descontento con la política de Nintendo en lo referente a la venta de esta consola.
Por eso, si con menos de medio año, o incluso con menos de un año desde su lanzamiento y desde que yo la tengo, Nintendo saca una revisión de la consola, del tipo que sea, habiendo jurado y perjurado que eso no iba a suceder, y habiendo hecho la marranada de la rebaja de precio, me replantearé seriamente el uso que voy a hacer de la scene de la consola, que por cierto espero que comience pronto. Sé que los únicos culpables son los "cabezas pensantes" de Nintendo, pero también será la única forma medianamente digna que tendré de sentirme menos ninguneado.
Siento el tocho, pero me he desahogado.