El problema es que todas las ciudades, salvo los cascos antiguos, están diseñadas específicamente para los coches mucho más que para las personas. Por eso el hecho de entorpecer de algún modo la circulación, o las zonas donde tiene que haber carga y descarga, paso de vehículos de emergencia, particulares, transporte público, etc. etc. va a generar sí o sí problemas y caos circulatorios y de movilidad. Y hoy todo el mundo está de acuerdo en plagar todo de bolardos y controles policiales, pero mañana, como por culpa de ellos tenga que llegar diez minutos más tarde a donde sea que vaya o no encuentre sitio para aparcar porque está todo lleno de bolardos, entonces las críticas lloverán para el lado de a qué viene tanta mierda que no deja usar el coche.
Y el caso es quejarnos, cuando llueve de que llueve, y cuando hace sol de que hay sol.