Cuando Microsoft anunció el acuerdo para
comprar Activision Blizzard por 68.700 millones de dólares todos sabíamos que el camino hasta completar la adquisición no iba a ser corto, lo que quizás no avanzamos es que se telegrafiaría cada movimiento. El de hoy avanzado por
Reuters afecta a la Comisión Europea, que mediante el regulador anticompetencia ha enviado a desarrolladores, editores y distribuidores de videojuegos un cuestionario para saber cómo les afectará la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft.
El formulario contiene alrededor de 100 preguntas que versan sobre diferentes temas. Por ejemplo, antimonopolio quiere saber si el acuerdo afectará al poder de negociación de los desarrolladores y editores que quieran poner a la venta un juego en las plataformas y servicios de Microsoft; qué importancia tiene Call of Duty para Sony y Nintendo; si existirán alternativas en caso de que Microsoft decida que los juegos de Activision Blizzard sean exclusivos de su ecosistema (Xbox, Game Pass y Cloud); o si esta exclusividad daría a Microsoft y por extensión a Windows alguna ventaja en PC.
Ante una operación de este calibre que afectará a toda la industria del videojuego, es normal que los reguladores busquen
feedback como parte de su investigación. En Brasil ya lo hicieron e incluso publicaron las respuestas. Gracias a ello pudimos comprobar que de todas las compañías la que más objeciones puso fue Sony, quien considera que
Call of Duty es demasiado importante como para caer en las manos de Microsoft. No le sirvió de mucho. El regulador brasileño
ha aprobado la compra de Activision Blizzard sin restricciones
y añadido que si Nintendo puede competir con Microsoft sin Activision, Sony también.
Volviendo a Europa, está previsto que el regulador antimonopolio tome una decisión preliminar sobre la aprobación de la compra de Activision Blizzard antes del 8 de noviembre. Cuando lo haga, se espera que la Comisión Europea ponga en marcha una investigación de cuatro meses. Por otro lado tenemos a Estados Unidos y el Reino Unido, que también tienen que dar luz verde a la operación. Los rumores dicen que la Comisión Federal de Comercio, el regulador estadounidense, dirá la suya a finales de noviembre, mientras que sus homólogos británicos tienen tiempo de decidir hasta el 1 de marzo de 2023.
Como explica
GamesIndustry, los reguladores de Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea tienen el poder de bloquear el acuerdo o imponer condiciones. Si uno de ellos lo hace, su decisión puede aplicarse globalmente. Salvo sorpresa, el primero en pronunciarse será Estados Unidos y seguro que su decisión será tomada en cuenta por el Reino Unido y la Unión Europea. Al final, la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft también es una cuestión de política.