Felicidades.
15/06/06: ESPAÑA DESDE EL BUNKER II: El santo advenimiento
Los servicios de Inteligencia Militar de la Comunidad Autónoma de Murcia, finalmente designados en una tómbola del consejo Interregional de Defensa para asesorar y proteger a la expedición española en Alemania, bajo la dirección de Pío Moa, proporcionaron a Luís el informe con los datos necesarios a la hora de establecer una estrategia infalible contra Túnez.
"González, hijo de Gonzalo -decía- Rodríguez, hijo de Rodrigo, luego Túnez, hijo del tuno" -concluía. Al oír esto, Luís Aragonés levantó un extremo de su labio superior como si estuvieran tirando de él por un hilito, dejando ver en todo su esplendor un hermoso colmillo por el que dijo, parece que por medio de un altavocillo interno: "¿Ein? ¿Un país de tunantes? A estos hay que extraerles la médula espinal de una dentellada accediendo por mitad de la espalda, para luego dejarla secar un par de horas y escribir en gualda "Recuerdito de los toritos bravos, olé, olé" y mandárselas una por una en correo certificado a sus respectivas mamás". Ya teníamos eso cuya ausencia nos echan en cara los puristas del fútbol: estilo definido.
Por lo visto -seguía explicando el agente secreto hortofrutícola- cuando los Reyes Católicos arrasaron con toda la riqueza y mano de obra de España expulsando a judios y moriscos, para evitar una rebelión popular en nombre del sentido común, se vieron obligados a introducir en el Decreto Real un articulado de corte populista que la pleyade no pudiese rechazar: la expulsión de los tunos. Así pues, tras una diáspora, finalmente fueron a instalarse a su Israel, el único sitio donde, como a los judíos, se les aceptase tal y como eran: en mitad de la puta nada. Mas en este caso, a tenor de las connotaciones tan graves de la idiosincrasia tunera, estos fueron a un país mitad desierto, mitad montañas inaccesibles. Y años después, se convirtieron al Islam, seguramente por consejo del PSOE, que estudiaba su regreso como un arma más para destruir España.
Pero Raúl, que por algo es más listo que el hambre, sabía que en ese informe había datos inexactos y la estrategia de Luís no era la buena. Sentía que la selección estaba muy crecida, así que se puso a malmeter durante toda la semana junto a sus coleguitas Salgado y Cañizares, generando ese ambientillo tan agradable de agria polémica y mal rollo, para que todos los aficionados españoles pudieran disfrutar de la inigualable sensación de ser del Real Madrid al menos por un día.
Así se llegó al partido. Mismo once, mismos pares de huevos y, como es costumbre en esta casa, golazo en contra. Un sin dios defensivo que el morisco acierta a rematar por dos veces entre un mar de rojas chocándose entre sí. Pero no pasa nada, seguimos a lo nuestro, y como hoy no generamos muchas ocasiones, no nos queda otra que recurrir al viejo abrelatas que ya empleamos contra Ucrania, nuestra arma mortífera de necesidad: el basko.
Sacamos un córner sobre Xabi Alonso, éste inclina su cuerpo hacia delante hasta ponerlo en ángulo recto y remata con la parte superior del cráneo, la zona más dura del cuerpo. El balón sale como un cohete y el defensa tunecino bajo palos, como queriendo retar a Alonso, adopta una postura simétrica y también rechaza el remate con la parte superior de su cráneo. Se hace el silencio, no es que la gente crea que podría haber sido gol o no, es que es extraño que el tunecino siga de pie en el campo tan ancho. ¡Ah, no! –comprueba el respetable- a los dos segundos se desploma y lo sacan en camilla.
El partido transcurre sin pena ni gloria para los nuestros. Sólo Puyol es capaz de recordar por dónde se viste un hombre al situar magistralmente su cuerpo en paralelo a la línea de tierra totalmente rígido y firme en la trayectoria que seguían la tibia y el peroné de un tunecino. Amarilla para él, gritos propios de mamíferos marinos en nuestros hogares.
Empieza a llover a cántaros y el chubasco nos deja otra imagen eterna para la historia de los Mundiales. Si en la Eurocopa de Bélgica fue Camacho luciendo una profusa sudoración axilar, la otra cara de la moneda nos la ha dado Luís Aragonés. Todo el mundo con chubasqueros, protegiéndose de la lluvia y él, en manga corta, calado por completo, en plan “la neumonía me la suda”, con su característico gesto, como si le hubieran obligado a contemplar al estilo de la Naranja Mecánica un banquete de exquisitos y refinados coprófagos.
Apartándonos cuidadosamente de la España laica de progreso, cambiamos de canal “a ver si da más suerte”. Es la Sexta. El narrador principal es Pedro Reyes, seguro, aunque le llaman Montes o no sé qué en alguna gracia que se traerán entre ellos. A su lado Julio Salinas hace la ola en un bucle infinito voceando “oooh, oooh” y distinguimos también a un joven eunuco. La retransmisión recuerda a un viejo programa de Antena 3, “Furor”, pero presumiblemente sin cocaína de por medio, lo que hace que la cosa sea aún más grave. Pero es una voz femenina que complementa a esta panda, la que nos golpea con el vértice de un ladrillo en la parte frontal de la encía: España tiene a Túnez “entre” las cuerdas –dice. Sí, “entre” las cuerdas del tendedero roñoso de barriada en cuyo contenedor de basura te acunaron por primera vez tus padres antes de darse a la fuga. Cambiamos de canal y pasamos de las supersticiones, que pierda España, pero que no nos insulten
Y llega el momento, la estrategia de Raúl. A los jugadores españoles ya se les han bajado los humos. Tienen el ego por los suelos. Van a perder como siempre. Juegan con los ojos vitriólicos pensando en la prensa del día siguiente. Pero... llega Raúl.
LPD, que vio el partido en La Zarzuela, como es costumbre de toda la vida, tras dos días de seguidos de convite, en un momento en que Su Majestad se encontraba un poco mareadito, tuvimos que ponernos a los mandos de la Nación durante unas horas en las que Él conducía el “bus de porcelana” –la taza del váter, como es sabido popularmente- porque algo le había sentado mal. De modo que tuvimos acceso a los informes privados de la Corona sobre el Mundial, del que citamos aquí un extracto puesto que la ocasión lo requiere: el referente a la salida al campo de Raúl González Blanco:
Relazión de los fechos y fazañas de los Cavalleros de Cristo en la muy famosa y grande batalla de Estugarda
Por la presente misiva téngome el privilegio de relatar a Su Magestad Imperial don Juan Carlos I de las Comvnidades Avtonomas de España, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Nápoles y las Dos Sicilias, la muy grata notizia de la gran victoria de las armas cristianas y los verdaderos fechos que acontecieron en tan valeroso lance, a mayor gloria del Altísimo e de los reynos de Su Magestad por los siglos de los siglos.
Sorprendida la Armada de Su Magestad Imperial en traición mahometana, hallábase el campo español en apurado trance desde el inicio, pues los piratas agarenos de Tunicia, merced a deshonrosas artimañas propias de los infieles fijos de Mahoma, así arda por muxos años en el infierno, cobraran ventaja tal que por más esfuerços e travajos de los arrojados soldados de Cristo, comandados por el Sargento Mayor Francisco de Fábregas, todos tornábanse infructuosos y baldíos, cundiendo el desánimo en las filas cristianas. Pues a cada disparo que fazía aqueste Sargento contra el real moro, contestavan aquellos repeliendólo, merced a los ofizios de su capitán, un gigantesco moro que portava una chilaba verde de brillantes colores y que profería el hideputa terribles gritos en su bárbara lengua, el diavlo lo lleve al Tártaro, que gran espanto causavan en las tropas cristianas.
Mas en estas cuitas andava el exército español, en trance de perderse, quando merced a nuestras oraziones, el Altísimo apiadóse de los buenos cristianos, e al punto cubrióse el campo de batalla de gruesas y negras nubes de tormenta. Tremendos rayos y centellas azotaron presto las naos de los suzios corsarios del emir de Tunicia, zozobrando al momento, e abriéndose un claro entre destas, aparecióse ante el capitán mahometano la vera faz del Nuestro Señor Jesucristo, a lo que éste, cayendo de hinojos, comenzare a llorar cual mujerzuela de arrabal, suplicando merced e abjurando de la falsa fe de los ismaelitas. Mas es sabido que el moro es de natural traidor y tornadizo, e que piedad dellos non ha de tenerse, e ya envió el Altísimo desde el Cielo al campeón de los cavalleros cristianos, don Raúl González Matamoros, que reluzía en las alturas cavalgando gallardo un Blanco corcel. E deszendió espada flamígera en mano, dando tan duramente contra los moros, que emprendieron penosa fuga entre aullidos de terror. El capitán tunecino viéndolo, arrojó el cuero lo más lejos que sus braços pudieren, e ansí redoblara sus lágrimas y súplicas ante tan Sagrada visión, pues en su miseria supo al instante del resplandeziente poder del Verbo Verdadero.
E acontezió que en llegándose donde aqueste covarde se hallava, el bizarro capitán González, Hércules de las Españas, girare su tobillo como cantavan las crónicas que fazían los héroes de la Antigüedad, e presto descargó su famosa estocada que dízese del Aguanís, mientras zafábase del abraço de la aguerrida defensa tunecina, quevrando las piernas de aquesta en el trance, al tiempo que fazía el disparo que llaman los getafenses de las Mesetas “a la palanca”. E con tan grande y esforçada fazaña en un instante, alojó el cuero en lo más profundo de la red del Real moro, que non tuvieren aquestos tiempo ni de verlo, derrotando al capitán de la verde chilaba y su apestosa hueste. Pues al punto nuestras tropas se arrojaron con nuevos bríos a la persecuzión de tan covardes filibusteros, desfaziendo su flota e capturando todas sus presas, para gran gloria e infinita dixa de los buenos cristianos de los reynos de las Españas.
Ansí e non de otra manera, fue como las tropas del Maestre de Campo Don Aragonés, Marqués de Zapatones, cobraron dezisiva victoria la jornada de Estugarda, la qual se recordará sin duda en los venideros siglos.
Su Ilustrísima, el Obispo de Talavera, a Diez y Nueve de Junio de Dos Mil y Sei.
Sólo un detalle olvida Su Ilustrísima. Raúl, cuando el portero rompe a llorar y grita ¡soy una mierda! ¡soy una mierda! ¡toma rechace para el centro! y el ariete madrileño ejecuta el aguanís, la palanca y la folha seca al tiempo que le pisa la pierna con los tacos al defensor, estaba siendo marcado por un tunecino de nombre “Travesti”. Que nosotros no decimos nada, pero que son cosas que se tienen que saber.
Raúl lo ha conseguido, ha templado el ego de toda la plantilla y por el camino nos da la victoria. Es el más listo de la clase. Lo que viene después es una orgía con Torres marcando un gran gol, siendo trabado de nuevo, como en Ucrania, por sus propias piernas tras una dilatación súbita del recto cuando un tunecino remolón le acaricia suavemente con el dedo el lóbulo de la oreja, convirtiendo el penalty posterior, y añadiendo, por último, un par de fallos clamorosos para ir ensayando ese disparo que está a puntito a puntito de entrar en el minuto 93 de los cuartos de final.
Ya tenemos dos muescas en nuestra pica. El secesionista eslavo y ahora el pirata bereber, proximamente, en La Última Cruzada, a por Arabia.
Álvaro (LPD)