El ridículo de Emery ha sido espantoso.
Pero no ha sido su culpa. Él es todo lo limitado que es un entrenador de su calibre. La responsabilidad es de quién le puso en ese puesto.
Si pones a Lewis Hamilton a bordo de un F1 lo hará de puta madre. Si me pones a mí, aunque sepa conducir un coche, lo estrellaría.