El buen patrónA mediados de los noventa surgió una nueva generación de realizadores en España que probablemente fuese la hornada más talentosa que hayamos tenido si la valoramos grupalmente: Julio Medem, Alex de la Iglesia, Juanma Bajo Ulloa, David Trueba, Alejandro Amenábar... Algunos se quedaron en el olvido tras un inicio fulgurante, otros se han mantenido copando la élite del cine español durante muchos años y otros han hecho un inesperado camino desde lo más alto a lo más bajo y vuelta a resurgir. Este puede ser el caso de Fernando León de Aranoa, mi favorito de aquella generación porque sus tres primeras películas eran tres obras casi maestras. Luego se dispersó en películas que no interesaron a nadie y su apuesta por proyectos internacionales le salió rana. Pero por fin tenemos de vuelta al mejor Fernando León de Aranoa, lo que es un notición para el cine patrio.
Veinte años después de su último gran éxito, Fernando vuelve con una película que coge lo mejor de sus tres primeras obras, las que le hicieron un realizador de culto. El buen patrón tiene el tono incisivo de elegante parodia sociológica que tenía Familia. Tiene, además, la naturalidad de esa realidad que se siente cotidiana en su forma y cruda en su fondo tal y como sucedía en Barrio. Y, por supuesto, tiene la inteligente crítica social y el tremendo poso reflexivo que tenía Los lunes al sol. Todo eso está aquí, ornamentado con ecos de Buñuel. Sin necesidad de elaborados ademanes estéticos, volviendo a ese cine en el que la fuerza del guion es capaz de sostenerlo todo por sí misma. Claro que la película se ve ayudada por el buen trabajo de sus actores, con Bardem, nuestro eterno camaleón, a la cabeza, y un puñado de certeras elecciones de casting como Óscar de la Fuente o la debutante Almudena Amor. Y también es un gran acierto la juguetona banda sonora propuesta por la poco conocida Zeltia Montes.
Es posible que esta película no tenga el éxito de las obras antes mencionadas porque no es tan gamberra como Barrio, ni tan bizarra como Familia, ni llega en un momento de gran aliento para la denuncia como llegaba Los lunes al sol. Más bien al contrario, puede que le pese cierto hastío hacia el tema que se toca ya que en los últimos años el cine nacional se ha especializado en las producciones que desvisten la cultura política y empresarial de este país con una mirada descreída. Tampoco me genera grandes esperanzas el recuerdo del fracaso que le supuso a Lars von Trier la obra que yo haya visto que más me recuerda a esta tanto en estilo como en fundamentos: El jefe de todo esto. Pero quien se deje llevar por esos condicionantes se perderá un film refinado, clarividente, divertido y, a su modo, seductor. Porque El buen patrón te seduce de la misma manera que su protagonista, te conquista al mismo tiempo que te hace perder toda la fe.
Nota: 8,5