Buenas, hoy he tenido probablemente la jornada más amarga de lo jugado hasta ahora en Dark Souls.
Pocas veces me había cabreado tanto como en mi paso por Ciudad Infestada, sobre todo con el maldito ascensor/polea que te sube al atajo de Valle de Dragones. Habré muerto más de diez veces al intentar bajarme de la plataforma, no sé si es que soy muy torpe o es que está hecho aposta. Y lo peor es que en el trayecto intentando salir de allí he perdido bastantes almas acumuladas varias veces que ya son irrecuperables. Pues bien, eso no es todo. La primera vez que consigo salir de Ciudad Infestada por el mencionado atajo voy corriendo ya desesperado de la zona y cuando toca subir por el ascensor de las Ruina de Nuevo Londo no miro bien y me caigo al vacío (había que activar la manivela para que el ascensor bajara). Y claro, he vuelto a perder las almas porque no conseguí llegar ahí de nuevo a la primera. En fin, que cuando ya no podía más por hoy decido que voy a intentarlo una vez más. Y lo conseguí, llegué al Santuario de Enlace de Fuego (además, llevaba una alma guardiana que podía utilizar para subirme los estus). Pues bien, para terminar de rematarme resulta que la guardiana ha muerto y como consecuencia la hoguera tan útil que había allí se ha apagado y no puedo volver a encenderla.
Creo que nunca un videojuego me había echo sentir tan desgraciado, quizás esa sea en parte la magia de Dark Souls. Que es dura como la vida misma, y no te da nada hecho. Es más, te putea. No estaba preparado para algo así. Ya he leído lo que tengo que hacer para recuperarla pero aún me queda bastante para llegar a Anor Londo (no creo que tenga ni el nivel ni el equipo necesario) y creo me quedan aún varias cosas por hacer para poder ir. Bastante puteadito porque usaba mucho esa hoguera, pero bueno a ver qué hago yo ahora.