Puede que no te des cuenta, embriagado por el juego al que estés dedicando toda tu atención, pero en el momento en que tengas entre las manos el mando de tu flamante Xbox One estarás sujetando un pieza de hardware que por si sola ha costado más de 100 millones de dólares en desarrollo e investigación. La cifra viene de un reportaje de GamesBeat en el que pegan un buen repaso a todo el proceso que hay detrás del nuevo controlador de la consola de Microsoft.
A más de uno le parecerá un gasto excesivamente alto para un mando que, en su aspecto final, parece más una evolución de su antecesor de Xbox 360 que un diseño totalmente nuevo. Pero claro, cuando uno lee la cantidad de cosas que probaron a introducir en él empieza a entender el porqué de esa cifra, e incluso no se sorprendería si hubiese sido más alta.
Durante el desarrollo del mando el equipo de Xbox fabricó cientos de prototipos con diferentes añadidos y funcionalidades. Por la mesa de diseño pasaron invenciones de lo más variado. Y es que se barajaron todo tipo de opciones, desde las más comunes por las que ha optado la competencia, como añadir una pequeña pantalla o una superficie táctil; hasta otras más extravagantes, como incluir un proyector en el mando o fabricar otros capaces de emitir olores.
Eventualmente todos esas ideas terminaron siendo descartadas, ya sea por como afectaban a la autonomía de las baterías algunas o por ser demasiado estrafalarias otras. Al final, el equipo de Xbox decidió olvidarse de experimentos y construir el mejor mando posible para jugar a videojuegos.
No podían tener mejor base de partida. El mando de Xbox 360 está considerado uno de los mejores por los jugones de todo el mundo, así que partir de él parecía una buena idea.
Añadiendo un gran número de pequeñas modificaciones y probando cientos de modelos en todo tipo de manos, el equipo de Xbox llegó al mando que podremos encontrar en las tiendas a partir de este viernes. Será el momento de juzgar si toda esa inversión de dinero y esfuerzo ha merecido la pena.