Ni de coña. Prohibir el efectivo significaría renunciar a una parte importante del derecho a la privacidad. Sería dar carta blanca para que bancos e instituciones controlen tu vida: desde cuantas veces comes en un restaurante, hasta qué horas estás de copas, con qué frecuencia haces la compra, cuánto te gastas, dónde, cuándo y hasta la media de rollos de papel del culo que consumes en un mes. Sé que para algunos esto es una chorrada, que a nadie le importa lo que hace el tío Paco con su vida, pero para mí es una clara invasión a la privacidad de la persona.
Además sería como matar moscas a cañonazos. Hay que ser ingenuo para pensar que sin efectivo se acabaría la economía sumergida. Los pufos importantes hace muchos años que no se mueven con los billetes de 10 y de 20 que lleva el ciudadano de a pie. ¿Os suenan las criptomonedas? ¿os suenan los NFT como herramienta para blanquear dinero? Pues eso. Será que los defraudadores no tienen otras herramientas más eficaces para mover su capital. El efectivo no es ni la punta de iceberg.