¿CÓMO SE COMBATE LA RELIGIÓN?
Cada día se suman más y más ataques a la Ilgesia Católica y al Papa, cuyas acciones durante siglos han demostrado no tener la menor consideración ni respeto por sus semejantes, sino solo cuando se les someten incondicionalmente. Pero, ¿se está logrado algo con ello? Me parece que no, y como ateo, esto me preocupa grandemente.
El estar alerta ante los abusos y obstrucciones que las iglesias cometen en su defensa es fundamental y denunciarlo efectivamente es crucial. Gracias a estas acciones hoy sabemos con certeza total que la Iglesia Católica ha encubierto a curas pederastas perseguidos por la justicia civil. También sabemos que destina los fondos recolectados de la caridad para realizar especulaciones financieras e inmoviliarias. Y sabemos muchas otras cosas que dejan muy en claro que la Iglesia Católica no es sino una mafia que se viste de dogmas morales que, en realidad, a ella misma le importan un pepino.
Pero, ¿qué hemos conseguido con estas denuncias, todas ellas ciertas y poderosas? Pues que los fieles abandonen esa iglesia para caer de bruces en otra, en ocasiones peor que la anterior. No estoy diciendo con esto que no se deba denunciar, lo que no es una elección sino un deber de todo ciudadano honesto. Simplemente estoy diciendo que el problema de la religión no está en las iglesias, sino en lo fieles. Esto nos lleva a la conclusión que
la religión no se combate atacando las iglesias, sino reeducando a los fieles que la componen para liberarlos de sus creencias fantasmagóricas.La tarea, entonces, de los ateos, los científicos y los racionalistas es, principalmente, difundir un mensaje de verdad y realidad concreta, de demostrar las falacias de las creencias "per se", de demostrar las aviesas intenciones que se esconden en los métodos represivos de las religiones en materia intelectual, social, moral y sexual. Porque es a través de la represión de las fuentes del placer que las religiones paralizan las acciones humanas naturales con la finalidad de imponer una "guía" única y exclusiva para su propio beneficio. Y a todo ello le dan el nombre de MORAL cuando en la realidad es todo lo contrario: es la más putrefacta inmoralidad pues se asienta, no en la realidad cotidiana, sino en las torcidas intenciones de un grupo de insanos autonombrados como perfectos.
Cada uno de nosotros debe promover nuestra verdad, que se funda en la realidad sin máscaras, sin anestesia. Ninguna persona sensata debe aceptar creer en lo que otros hombres le dicen si no son capaces de demostrarlo fehacientemente en lo hechos concretos. Hasta hoy no existen ninguna evidencia de la existencia de dioses, de alma inmortal, de vida de ultratumba, etc., y al no haberla nadie debería aceptarlo como un hecho pues ello es contrario a toda racionalidad, a toda realidad y a toda moral natural.
¿Para qué queremos otra vida si apenas sabemos que hacer con esta? Nuestra fe debería ir dirigida a mejorar lo que tenemos y que, en nuestra opinión, es lo único que poseeremos jamás. ¿Para que gastar energías en el sufrimiento y las privaciones si nada de ello nos servirá para la mentada "redención" que jamás llega? La única redención posible ha de partir de nuestro reencuentro con la realidad inmanente a la que, querámoslo o no, debemos someternos ineludiblemente.
Nuestra lucha como racionalistas está bastante preconfigurada como para equivocarse. Atacar a las iglesias resulta, no solamente un gasto inútil de energía, sino además innecesario. Las religiones son sus fieles; convenzamos a los fieles y las religiones moriran. Quizás el proceso sea largo y complejo, pero de la otra forma solo conseguiremos un constante y estéril éxodo de fieles de una a otra creencia.
Muchos ya han comenzado esta tarea con sus libros y conferencias, pero lamentablemente solo llegan a los interesados en el tema. Es necesario ampliar la difusión, conversar con los amigos, convencer a nuestros cercanos, ampliar nuestro rango de acción en cada oportunidad que se presente, pues es una tarea esencial para poder establecer las premisas que han de dirigir este tercer milenio.
Hoy muchos piensan en salvar al planeta del daño ocasionado por sistemas económicos estúpidos y corruptos. ¿Y que hay de salvar a los seres humanos de un sistema moral también estúpido y corrupto? ¿De qué nos serviría limpiar el planeta de la basura física si no hacemos también una limpieza moral?
Lo que debemos cambiar no son solo los hechos negativos sino principalmente la mentalidad que los produce.http://ateossinfronteras.org/node/32