Me había apuntado a clases de pole dance muy muy muy ilusionada y vengo super triste, frustrada y acomplejada.
Primero, me sentía como la butifarra reina estando rodeada de chiquillas que no llegaban a 20 años, con un cuerpo insecto palo de 35 kilos (claro está iban bien moninas con su sujetador y braguitas deportivas en plan: sé lo buena que estoy). Segundo, la barra era fija y está prohibido hasta pasado cierto tiempo el pasar a barra giratoria, con lo cual, de la fricción, voy llena de moratones en brazos y muslos (en los vídeos se ve espectacular, pero no tiene nada de divertido). Tercero, si por si fuera poco el hecho de sentirme patética delante de ese espejo, los ejercicios no podía ejecutarlos peor, no era capaz de trepar la barra hasta arriba, por no hablar de sostenerme en ella para los giros y todo lo demás, en fin, un puto desastre, una calamidad.
Siento el post desahogo, pero con la ilusión que tenía y lo mal que vengo... me encuentro fatal, a nivel físico y mental. No voy a continuar porque no estoy como para regalar el dinero, menos mal que era un día de prueba.
Mejor el gimnasio de toda la vida y a tomar viento, qué le vamos a hacer...