Confieso que me siento bloqueado. Lloro a casi cada rato, evito a todo ser humano, me siento a la deriva, sin un propósito, sin un destino.
Sigo queriendo a mi ex mujer, pero sé que no volverá por mucho que una parte de mí aún la sigue esperando, y a pesar de que otra parte de mi mente reconoce que no es la persona adecuada y que no podría ser feliz a su lado de nuevo.
Me ha tocado recoger todas nuestras cosas y separarlas en lo que es para uno y para otro, y siendo sincero, te destroza ver toda tu vida en unas cajas de cartón, pero ella no hizo nada: dejó la casa que daba asco, dejó todas sus cosas para no tener que soportar la tristeza de ver tu vida empaquetada, y me ha tocado a mí el trabajo de hacerlo.
Ya cuando firmemos el divorcio supongo que se las llevará, no sé, pero mientras me toca ver todas esas cajas repartidas por toda la casa con pedacitos de nuestras vidas.
En fin, tal vez lo merezca, por no haber podido estar a su lado cuando murieron nuestras perras, pero sé que hice lo correcto emigrando, porque si no lo hubiera hecho, todo se habría perdido a manos del banco, pero aún así me siento responsable y culpable.
No me queda nada, salvo una casa llena de recuerdos, y una deuda enorme entre hipoteca, casa y préstamo para pagarle a ella su parte, la cual no sé si podré pagar.
Mi madre me insiste en que al menos cuando estoy aquí vaya a comer a su casa. Me resisto a ir, me siento inútil y fracasado si lo hago, pero joder, qué solo me siento en esta casa vacía.
En fin, sed felices, o al menos, intentadlo.