Mello escribió:...
Hace como... mil años... tuve una temporada de sueños macabrosurrealistas de lo más... er... macabros y surrealistas.
En uno de ellos, yo estaba en casa de mis padres, con mi hermana y mi madre en mi habitación, consolándome y preparándome para el "señor japonés" que iba a venir a matarme en breve. "No seas tonto, hombre, si verás como luego te reirás", ó "mira, no montes un escándalo por esto, eh?"... en fin, frases así, que me ayudaban un montón.
En otro, había un señor agazapado en el armario de la cocina donde solía estar la bombona de butano, mientras mi padre y yo le intentábamos cortar el cuello con una sierra. Digo que "le intentábamos", porque no había manera, la sierra no cortaba.
Eso sí, el buen hombre no ponía pegas, se limitaba a quedarse allí arrodillado, muy quieto, mientras mi padre y yo sudábamos, nos subíamos las mangas, bebíamos agua, etc., del esfuerzo.
Cabe decir que, en la vida real, en aquel armario efectivamente se guardaba una sierra, que se utilizaba para cortar huesos de jamón y similares. Y efectivamente, no cortaba nada.
Y el más peliculero de todos, porque hasta tenía BSO y títulos de crédito.
Salía de casa de mis padres y al ir a llamar al ascensor, aparece un encapuchado (un ninja, tal vez?) con una katana, la cual me LA CLAVA en la cabeza.
A mí no me duele la espada clavada, pero me da un montón de "repelús" cuando me la quito. Porque claro, sobrevivo.
Y entonces, con el mango de la espada, le pego tal paliza al "ninja", que después de un rato, tiro la espada por el hueco de las escaleras y me digo a mí mismo "joer macho, te has pasao, pobre hombre".
Por lo demás, me considero una persona bastante normal.
Y un porcentaje significativo de mi familia opina lo mismo.
Saludos.