Por muchas clasificaciones que haya, hemos demostrado al mundo que como la afición española no hay ninguna en el mundo. Y eso dice mucho de un país. Y vamos a dejarnos de que somos el país del jolgorio y la pandereta. Cuando hay que celebrar algo todo el mundo se tiene que tirar a la calle. Y Madrid (con gente venida de todas partes) dió una lección magistral. Me gustaría que la selección recorriera España de arriba abajo. Todo el mundo se tiraría a la calle para verla. Estoy seguro.