Y como un relámpago efímero pasó, contra todo pronóstico las gentes de Magog se levantaron contra Gog, ahora, ahora era, nunca fue y nunca jamás sería, sería en ese instante, cuando el tiempo pareció pararse, el viento sopló, la tormenta llegó y un sinfín de acordes violentos golpearon el cielo con la suavidad y eficacia con la que lo hubiera hecho el mismísimo Céfiro; habían llegado, las nuevas llegaron y con ellas un sinfín de revelaciones, giros lingüísticos, revoluciones y parches de antiguas religiones, ahora mandaba el pueblo, ahora mandaba Magog, Gog había sido despojado de toda libertad, ahora estoy yo, ahora te mueres, no quiero seguirte, ya perdí mucho tiempo, agua, nunca, nunca te serviré, ahora puedo, ahora vas a dormir, ahora me toca a mí, te creías mejor, superior, jamás pudiste, y ciertamente jamás podrás, caer en la cuenta de tan inaudito hecho, estás acabado, muerte, y ahora me verás, me mirarás y me oirás, pero ya será tarde, no eres consciente, pobre, y ahora quiero despedirme, y no sé como, solo tenía en mente un par de frases ingeniosas e iluso de mí pensé que podía hilvanar mi cabeza a golpe de teclado, tonto, de cualquier forma, no me importa, no me importas, léelo, re léelo, es inútil, eres inútil, en tu intento de morra jamás podrá caber la idea que intento transmitir, jamás podrás comprender la magnitud de mis palabras, y, si lo haces, ya será tarde, ¡Qué pena!, me das pena, me cansé, sí, me cansé de los caínes y de los abeles, y ya está bien, ¿Por qué?, ¿Por qué debo sacar el paragüas?, ¿Por que tengo que aguantar tus despropósitos? (A propósito, eres un despropósito), yo te lo diré (porque tú ni aunque cinco lustros pasasen podrías comprender siquiera mi vocabulario) porque en mi inmenso castillo superior se sentaba en el trono grande un deshecho de moral y religión, pero ahora ya no está, y estoy enfadado, enfadado contigo y con el mundo, y no tengo palabras para describir lo que me has hecho, o mejor dicho, lo que nos has hecho, a todos, ahora me voy a ir, si, me voy a ir y tu te vas a quedar, yo voy a seguir, tu te quedas, yo aquí, tu allí, eres un inútil, ni siquiera sabes que he escrito esto, ni siquiera te lo imaginas (Si es que eres capaz de imaginar), y yo, me iré, y en mi ida me regocijaré por los siglos, iluso, de los siglos, no me mires, no pongas esa cara de pena, sabías lo que había, eres una farsa, un intento de persona, te odio y todavía te odio más porque nunca te lo pude decir, y ahora, aun de forma inconsciente está alborotando a mi pueblo, por tu culpa, sólo por tu culpa soy un podría ser y no un es, eres odioso.
Ahora paso los minutos escuchando una serie de sonidos, que, ordenados unos tras otro, me crean cierta sensación de melancolía, todo por tu culpa, me arruinaste la vida, pero ya, sí, ya, mi pueblo no llorará más por tí.
Idiota.
La teoría del niño macabro- Lyude H. Vance- Fragmento