Interviu escribió:Parece una muñeca rota, impasible, menuda y frágil, excesivamente maquillada. Durante días Violeta Santander (Madrid, 1976) ha dudado si concedía esta entrevista y mostraba por vez primera su rostro a la opinión pública. Teme que arrecie el huracán mediático que suscita su apoyo incondicional a su novio y presunto maltratador, Antonio Puerta, y su despiadada ingratitud hacia el profesor Jesús Neira, que enseña Teoría del Estado en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. El 2 de agosto, en Majadahonda (Madrid), Neira intentó defenderla cuando –según todos los indicios– estaba siendo agredida por su pareja. Antonio Puerta propinó una paliza al profesor, quien cayó en coma, entre la vida y la muerte, cuatro días después de recibir los golpes.
La entrevista tiene lugar en el despacho de Marcos García Montes, abogado de Antonio Puerta. Han venido también el padre y el hermano de la joven desde Aranjuez, donde viven. Violeta habla con vehemencia; no se piensa un segundo su primera respuesta:
—La opinión pública tiene a Jesús Neira por un héroe; incluso el Gobierno le ha concedido la Gran Cruz al Mérito Civil ¿Para usted Jesús Neira es un héroe?
—No, yo no creo que sea un héroe. Él entró de una manera violenta verbalmente cuando Antonio y yo estábamos teniendo una disputa. Neira no tenía que defenderme de nada, puesto que yo no estaba siendo agredida. Neira no se merece los golpes que Antonio le dio, pero lo de héroe... Creo que se está desfasando un poco el tema. Aún no ha habido un juicio para determinar si hubo malos tratos, pero la vicepresidenta del Gobierno certifica que sí los ha habido.
Violeta cambia el tono seco y frío de su voz en la segunda respuesta, y con ternura casi maternal define a Antonio Puerta, como un hombre “afable, educado y amistoso. “Cuando golpeó a Neira estaba mal, con síndrome de abstinencia e ideas suicidas. Era la primera vez que veía a Antonio en ese estado. Había pasado la noche anterior bebiendo y consumiendo drogas, cocaína principalmente. Antonio lleva muchos años con el problema de la droga. Es además diabético y toma ansiolíticos y antidepresivos para superar su adicción. Había pedido el alta voluntaria del centro de desintoxicación Cazorla, en Alicante, el día anterior. Y no sé por qué se la dieron...”
Violeta Santander califica la agresión de su novio a Neira como algo “impulsivo, de enajenación y de locura total”, y a su novio como “una persona enferma, que necesita ayuda. Cuando golpeó a Neira estaba fuera de sí. Neira no había tenido que meterse. En todo caso, si él creía que estaba siendo agredida, tenía que haber llamado a la policía únicamente”. El vídeo de la agresión así se lo ha corroborado a los agentes policiales que han investigado este caso.
Esta joven empleada de una conocida marca de trajes de novia trabajó también en conocidas discotecas de Madrid, y vendiendo pisos para una inmobiliaria. Dice que tenía una oferta de una marca de modas importante, ´pero que con este escándalo la ha perdido. Dos días antes de la agesión que mantiene a su novio en la cárcel, ella se había dado de baja en el trabajo por razones médicas.
Violeta esboza una ligera sonrisa cuando reconoce que está enamorada de Antonio Puerta. Él es madrileño, de 44 años, drogodependiente desde hace muchos años, de familia adinerada, uno de los tres hijos del fundador de la cadena de talleres Aurgi. Se conocieron hace dos años “por mediación de unos amigos. Era una persona vulnerable, que necesitaba ayuda. Al principio éramos sólo amigos. Ya le conocí con el problema de las drogas, pero ha tenido en estos años temporadas muy buenas, incluso profesionalmente. Se ha dedicado al tema inmobiliario, y le ha ido bien. Pero el problema estaba ahí. Mira si será bueno y educado que a mí jamás me ha ofrecido droga. Yo no soy drogodependiente, que quede claro. Seguiré ayudando a Antonio. Creo que cuando las personas tienen un problema hay que apoyarlas. Y eso es lo que hago con Antonio”.
Jesús Neira, de 55 años, agoniza mientras Violeta habla de su relación con el hombre que desencadenó el dramático episodio. Su familia se ha enfrentado al Gobierno de la Comunidad de Madrid por entender que los médicos que atendieron al profesor después de sufrir los golpes no actuaron correctamente y que una negligencia ha podido contribuir a su gravísimo estado.
Violeta apoya esa hipótesis. Cree que tiene más que ver con el estado de coma de Neira una supuesta mala praxis médica que la paliza que su novio le propinó. “Yo me creo lo que veo. Cuando vi a este señor [Jesús Neira] al día siguiente de la agresión, en el juzgado, fumando, estaba bien. Es más, le reconoció el forense. Si le hubiesen detectado a tiempo el hematoma que dicen que tiene... Sobre Antonio toda la responsabilidad no puede caer”, sentencia Violeta, quien añade: “Me parece muy bien la batalla legal que ha iniciado la mujer de Neira contra los médicos. Y yo le pediría que dejara de calumniar. ¡Si ella tiene a su marido enfermo, yo también tengo a mi pareja enferma!”.
Tras el juicio rápido celebrado al día siguiente de la agresión, Antonio Puerta fue puesto en libertad. Pero fue detenido en Alicante e ingresado en la prisión de Soto del Real (Madrid) el 11 de agosto, esta vez acusado de tentativa de homicidio, porque Jesús Neira había entrado en coma cinco días antes, después de acudir a dos hospitales madrileños (Móstoles y Puerta de Hierro), donde lo examinaron cuatro médicos. Violeta asegura que está deseando ir a ver a su novio a la cárcel, y que aún no ha ido “por un tema burocrático, porque tengo que estar autorizada. Será cuestión de días”
—Si el profesor Neira fallece, ¿qué hará usted? ¿Irá al entierro? ¿Mandará una corona de flores? ¿No dará al menos el pésame a la familia?
—Si Neira fallece, lo voy a sentir mucho, pero más que yo lo sentirá Antonio, porque entonces ya no podrá salir del agujero en el que está, y no me refiero a la cárcel.
Violeta no tiene claro cómo reaccionaría ante la familia de quien dio la cara por ella. “No sé si llamaría para darles el pésame, depende. Tal vez sí o tal vez no. Porque he sido calumniada por la mujer de Neira. Ha dicho barbaridades de mí, como que yo no apoyo a las mujeres maltratadas, que no le he pedido disculpas. Yo le pedí perdón a Neira en el juzgado en nombre de Antonio, y su madre estaba delante, es testigo”.
Mujer maltratada
Violeta Santander califica los días que está viviendo como “una pesadilla en la que me he visto envuelta. A veces me han tratado en los medios como si yo fuera la culpable de la agresión. No sé por qué no me creen cuando digo que no fui maltratada por Antonio”. En su biografía hay un caso pasado de maltrato; y éste no lo puede negar: hace ocho años, un hombre, su ex pareja, la pegaba y humillaba. Violeta Santander asegura que conoce “perfectamente la diferencia entre la violencia contra las mujeres y la otra violencia... bueno, no se puede llamar así –rectifica– , provocada por la enajenación psicológica por consumo de drogas”. Incide en el tema: “Hace unos días, cuando declaré ante el juez, solicité que me examinara el forense para demostrar que no tengo ni una marca de maltrato. Y no lo vieron necesario”.
Las marcas de aquel pasado aún perduran en Violeta: “Lo he pasado fatal, y aún tengo mucho miedo”. Su pareja de entonces, un policía municipal de Madrid cuyas iniciales son A. R. B., fue condenado a un año y tres meses por malos tratos, pero “pidió el indulto, que no se lo concedieron, y está ejerciendo sin haber pisado la cárcel. ¿Dónde estaba entonces el apoyo para mí, nadie desde ningún organismo público me llamó para ver cómo estaba y qué necesitaba”.
Le cuesta hablar de aquella vivencia, pero la cuenta: “Yo también sé lo que significa que te den un gran golpe en la cabeza. A mí me dio uno ese sujeto. Lo primero que hice fue vomitar. En urgencias me hiceron un escáner y me diagnosticaron un traumatismo craneoencefálico”. Y desaparece el rictus de rabia cuando Violeta evoca a su actual pareja. “Antonio no es así. Yo le he dejado en alguna ocasión, porque no podía soportar más la inestabilidad que le provoca la droga; y él lo ha admitido, no me ha molestado, me respeta”.
—¿Ha recibido usted presiones de alguien para declarar ante el juez que Antonio Puerta no le estaba agrediendo el día 2 de agosto?
—No.
—¿Sabe usted qué es el perjurio?
—Sí, y no lo voy a cometer. Declararé exactamente lo mismo que digo ahora.
—Es usted un personaje en el centro de millones de miradas en un país en el que la violencia de género es una epidemia. ¿Qué mensaje le mandaría a una mujer que en estos momentos esté sufriendo malos tratos?
—Que no tenga miedo y que denuncie.