Un par de horitas al Epic Mickey.
El juego es una maravilla artísiticamente hablando. Gráficamente cumple más que de sobra, pero el diseño de escenarios y personajes es tremendo.
Jugablemente está bastante bien. Un plataformas cuya gracia es tener una brocha que suelta pintura o disolvente, como la manguera de Super Mario Sunshine, pero pudiendo elegir una cosa o la otra. Para ir avanzando debemos colorear con la pintura (con el botón B) o borrar con el disolvente (con el botón Z) diferentes partes del escenario, apuntando directamente con el Wiimote donde queramos.
El control no tiene mayor complicación, salvo por el hecho de que la cámara no siempre se pone donde debe, y aunque podemos rotarla como nos de la gana con la cruceta, la moveremos muuuuuyyy leeeentameeeenteeee.
De momento se hace entretenidillo, aunque las misiones que tomamos no son lo que se dice un ejemplo de originalidad. Un poquillo soso por ahora, pero weno ver cómo sigue.
Mención especial para el monigote que nos acompaña, que cada 2 minutos no cortará la acción para explicarnos lo que tenemos que hacer como si fuésemos gilipollas del todo, Damn you!
Ah, y la banda sonora es es-pectacular, en 2 palabras.