La tercera del padrino no es que sea floja, es que es una puñetera mierda y un insulto a la saga. Coppola la hizo solo por pasta, porque volvía a estar arruinado una vez más gracias a su productora. El argumento apesta y la elección de algunos actores es directamente para echarle de comer a los leones, por ejemplo el papel que le dio a su hija, que al menos tuvo la decencia de no volver actuar nunca más aunque luego decidiese pasarse a la dirección para darnos el callo desde allí (Lost in Translation es in fu ma ble, sin Bill Murray no la habrían visto ni los fans de la Johanson).