* Bungie Attorney
Marty O’Donnell, el histórico compositor responsable de las bandas sonoras de Halo y Destiny, ha ganado la demanda que puso contra Bungie el año pasado, después de que
el estudio le despidiera.
Bungie tendrá que reconocer el derecho del compositor de tener «un porcentaje considerable de acciones de la compañía», leemos en VentureBeat, las participaciones que Bungie le había hecho rechazar en el momento de su despido. Se calcula que O’Donnell debería recibir 142.500 dólares por su trabajo en 2014. O’Donnell, a cambio, no podrá publicar la música de Destiny sin permiso de Bungie y Activision.
Los motivos de esta retirada no quedaron claros en su momento. Ahora, a través de los documentos a los que ha tenido acceso
VentureBeat, la situación está algo más clara; es un vistazo a la creación de un videojuego del calibre de Destiny a la que no siempre tenemos acceso desde fuera.
La historia es algo así: cuando se cerró el trato entre Bungie y Activision para desarrollar y publicar Destiny (entonces conocido como Project Tiger), se le encargó a O’Donnell la composición de la música de toda la serie; esto incluía los cuatro juegos de la serie y una gran expansión (titulada provisionalmente Comet 4), que tenían previsto salir los días 30 de septiembre de 2013, 2015, 2017, 2019 y 2020. O’Donnell grabó toda esta música a principios de 2013, junto a Paul McCartney, el legendario miembros de los Beatles; es la suite sinfónica que se vino a llamar Music of the Spheres.
En el E3 de 2013,
Bungie presentó un tráiler del juego en el que se suponía que tenía que aparecer un fragmento de la música de O’Donnell, pero Activision lo modificó para incluir una música elegida por ellos. La reacción del compositor fue bastante negativa, e incluso llegó a redes sociales, donde O’Donnell confirmó que la música del tráiler no era suya, sino de Activision. Esto no gustó ni en Bungie ni en Activision, según parece.
En los documentos del juicio, O’Donnell asegura que su intención era proteger «el proceso creativo, la integridad artística y la reputación, conservar la fe de los fans y proteger a Bungie y su propiedad intelectual de la intrusión de Activision en sus decisiones artísticas». Según él, la filosofía del estudio y su metodología de trabajo se había visto «dañada» tras el acuerdo con Activision. Según Bungie, la reacción de O’Donnell había dañado al estudio, al juego y había iniciado una serie de reacciones negativas en internet que podrían dañar a las ventas del juego, algo que, imagino, tendría prohibido por contrato, como es habitual. Además, sospechaban que su intención era publicar Music of the Spheres para beneficio personal, en lugar de por el bien del estudio.
Destiny, la primera parte, terminó por no salir en septiembre de 2013; la historia fue revisada y modificada en agosto de 2013, lo que llevó a retrasar el juego hasta septiembre de 2014, un año más tarde de lo planeado.
Debió de ser alrededor de septiembre de 2013 cuando O’Donnell se reincorporó tras sus vacaciones; a partir de ese momento, tras una serie de informes negativos y de quejas por parte de algunos compañeros («su supervisor no consideraba que estuviera totalmente involucrado en su trabajo», dicen en VentureBeat), su despido fue pasando de ser una posibilidad a una propuesta formal, hasta que el 11 de abril de 2014
O’Donnell fue despedido de Bungie.
«Durante más de una década, Marty O'Donnell ha llenado nuestros mundos con inolvidables sonidos y bandas sonoras, y marcó a nuestros fans. Hoy, como amigos, decimos adiós. Sabemos que donde le lleve su viaje, tendrá siempre un futuro brillante y prometedor»,
dijeron desde Bungie en su momento. «Le deseamos suerte en todos sus futuros proyectos».
O'Donnell, por su parte, declaró que estaba «contento de que todo esto se haya acabado, y listo para seguir adelante».
Según el acuerdo que había firmado, O'Donnell tendría que renunciar a sus acciones en Bungie si se iba voluntariamente del estudio, por lo que el despido mantenía su derecho a ellos. El impago de los días de vacaciones que le debían a no ser que renunciara a sus acciones llevaron al compositor a denunciar a Bungie; el estudio, por su parte, hizo lo mismo para recuperar las acciones de O'Donnell. La disputa se ha resuelto a favor de O'Donnell, que ha tenido que devolver cualquier propiedad de Bungie que no le hubiera sido regalada específicamente a él (en VentureBeat hablan de copias de la versión en CD de Music of the Spheres).
Clásico drama judicial. Al final, si nos fiamos de O'Donnell, parece que cambiar a Microsoft por Activision no fue un movimiento especialmente positivo para el ambiente creativo de las oficinas de Bungie. Sorprende también, y quizá es la información que más ha circulado desde que salió el artículo de VentureBeat, que la historia del juego se reescribiera a un mes de la fecha de lanzamiento que se había previsto. Eso explicaría algunas cosas sobre
la poco satisfactoria narración del shooter de Bungie, tan excelente en algunas cosas como terrible en otras.
Por lo demás, los planes de Activision y Bungie respecto a Destiny siguen adelante. Un año después del lanzamiento del Destiny original, el 15 de septiembre de este año se publicará El Rey de los Poseídos, la primera gran expansión del juego, que quizá fuera Comet 1 cuando no tenía más que nombre en clave; podemos esperar Destiny 2 a mediados de septiembre de 2016, y una segunda expansión a mediados de septiembre de 2017. Así hasta 2021, cuando salga Comet 4.