elperiodico escribió:El socio que denunció a la junta del Barça se declara nuñista
• Dos abogados que querían demandar a Laporta convencieron a Joan March para ir a juicio
• Su mujer desconocía hasta ayer que era una de las tres personas que iniciaron el proceso
ROGER PASCUAL
BARCELONA
Joan March Torné, el socio que ha forzado la convocatoria de elecciones en el Barça, es un nuñista confeso. Por eso cuando dos abogados le propusieron llevar a la junta de Joan Laporta a los tribunales no dudó en aceptar la propuesta, aunque después de presentar la demanda no les volvió a ver nunca más. El hombre más buscado desde que pusiera a Laporta al borde de la inhabilitación desveló ayer a EL PERIÓDICO las claves que se ocultan tras el torpedo más duro que ha recibido el círculo virtuoso en los últimos meses.
"Lo que le está pasando ahora a Laporta no es nada comparado con lo que él le hizo a Núñez", se justifica March, que se muestra convencido de que si no hubiera sido por el Elefant Blau, "Núñez aún seguiría como presidente". Socio barcelonista desde hace un cuarto de siglo, un día a la salida del Camp Nou un amigo le presentó a dos abogados que necesitaban firmas para demandar al club. ¿Era Josep Maria Coronas, secretario de la junta y asesor jurídico del FC Barcelona durante la presidencia de Josep Lluís Núñez, uno de ellos? "Prefiero no dar nombres", tercia este tarraconense, visiblemente nervioso.
Después de decidirse a participar en el proceso judicial les dio sus datos y no volvió a saber del asunto hasta que el 20 de abril se citó con el procurador Rafael Ros Fernández en el Juzgado de Primera Instancia número 30 de Barcelona. De las tres personas que se registraban en la demanda que Ros Fernández había interpuesto el 24 de marzo él era el único que se había presentado.
CONVIDADA DE PIEDRA
Se da la circunstancia de que Purificació, la mujer de Joan March, descubrió ayer que ella constaba en la documentación del proceso como otra de las demandantes iniciales. "Yo no sabía nada de todo esto: nunca he dado mis datos a nadie, ni he firmado nada", juraba mientras se preguntaba cómo su marido la había incluido en esta vorágine sin tan siquiera comentárselo.
Después de su breve estancia en el juzgado para formalizar la demanda --que se admitió a trámite un día después-- no tuvo noticia alguna del asunto hasta anteayer, cuando su teléfono empezó a arder con las llamadas de periodistas que querían saber algo más del detonante de la crisis institucional en el Barça. Hasta ayer él se había negado a hablar con ningún medio: "No busco protagonismo", se justificaba para conservar el anonimato.
Nacido en Móra d'Ebre hace 75 años, March estuvo trabajando desde los 18 años en Renfe. Su ocupación en la compañía ferroviaria le llevó a trasladarse a Barcelona, donde vive en el bloque de viviendas de la cooperativa de empleados de la Renfe. Barcelonista desde pequeño, estuvo muchos años asistiendo a los partidos del Barça con el carnet de su tío hasta que, hace 25 años, se dio de alta como socio. De hecho muestra con orgullo la fotografía que se hizo la semana pasada recibiendo de manos de Toni Rovira, directivo responsable del área social, la insignia de plata del club por su cuarto de siglo de fidelidad a los colores.
Para esa ocasión no dudó en vestir una camiseta histórica que el diario Sport regaló hace tres años, que ayer también se puso para posar para este periódico. "Siempre estás haciendo tonterías, como si fueras un crío", le espeta su mujer.
March se coloca al lado del cuadro conmemorativo de los 75 años del Barça, en el que, incomprensiblemente, está pegado un recorte de periódico con la cara de Laporta. "Yo respeto a los que ganan las elecciones pero si se hace algo mal hay que decirlo", dice antes de enumerar los pecados capitales del Kennedy catalán: la moción de censura del Elefant Blau, la salida de Sandro Rossell, la presencia del "cuñado franquista" en una junta que "vendía catalanismo", el escándalo de las entradas de París...
"Lo de las entradas fue absolutamente bochornoso. Los títulos no pueden justificarlo todo y, menos aún, un incumplimiento de estatutos. Además, añade, los títulos los ganan los jugadores y técnicos, no los directivos". Con aspavientos desestima los argumentos de los que le critican por haber formado parte de una trama que lo único que persigue es emponzoñar los años de bonanza que está viviendo el club azulgrana. "Lo que de verdad hace daño al club es que se violen los estatutos", sentencia, convencido de que ha obrado por el bien del club de sus amores. "Estoy convencido de que con Núñez esto no hubiera pasado", pontifica, sin querer dar cancha a los múltiples escándalos que salpicaron los 22 años del nuñismo.
Noticia publicada en la página 2 de la edición de 21/7/2006 de El Periódico - edición impresa. Para ver la página completa, descargue el archivo en formato PDF
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